domingo, octubre 28, 2007

Corramos la voz

Os contaba el otro día el trabajo que me costó poder ir a ver a Alaska pero, pasados unos días, tal vez algún mes, será una divertida anécdota.
Algo más de un mes va a tener que pasar para que a Ludovica se le olvide la experiencia de un concierto de Héroes del silencio. Me ha pedido que cuelgue esto, y que os pida que lo hagáis vosotros también para que, al menos, quede rastro del disgusto de mucha gente.


Hola, hoy toca ponerse sería y me gustaría que me ayudeis.
Miles y miles de personas nos quedamos ayer sin poder ver a Los Héroes del Silencio. Más de 6 horas de cola en la autovía acabaron con la ilusión de la gente. Indignación, esa es la palabra, indignación. Mis amigos y yo pusimos un concierto de Los Héroes a todo volumen en el coche para hacernos a la idea de que estábamos allí, una pena. Mucha gente lloraba de impotencia al ver que eran las 11 de la noche y estábamos atrapados. Cuando por fin llegamos, la organización del concierto no dejaba entrar a nadie, alegando que ya solo podía entrar prensa y que no cabía nadie más. ¿Timo? ¿Mala organización? Solo os pido, igual que ayer nos organizamos para pasarnos de unos a otros los números de teléfono de la empresa que organizaba el evento (Rock&Chicken 91 356 77 78), que todos los que podáis publiquéis esto en vuestro blog o space o algún post quejándoos o algo. Os suelo pedir pocas cosas, pero esto me importa mucho así que si podéis colaborad: D Gracias chicos/as

Os adjunto una foto del atasco.

Pdt.: 29/10/07 Hago invisible el teléfono a petición de Ludovica.

viernes, octubre 26, 2007

Y con ésta van tres


A estas alturas medio mundo sabe que ayer tocó Alaska otra vez, que estuvo genial y que me lo pasé muy bien. Lo que seguramente no sepan ustedes es todo lo que hay que hacer por llegar.
Concierto de bienvenida universitaria de la UMU: HUMANO, EL BICHO Y FANGORIA->10 euros para la gente de a pie, 3 si eres estudiante de esa universidad.
Lógicamente, intentamos sacar las entradas por medio de algún universitario.

Había que echar dinero en la tarjeta, reservarla en una secretaría virtual, y recogerla en algún sitio llamado CSU o algo así.
Después de intentar mil combinaciones distintas, mi súper gran amiga María sugirió que su novio las comprara. Pero él no pudo. Así que intentó hacerlo ella. Pero no pudo. Se lo pidió a una amiga... Total, que consiguió las 4 entradas que se podían sacar por carnet.
El primer problema vino cuando llegó ayer por la tarde y terminé mi trabajo, me tuve que quedar a la grabación del siguiente. Eso me hacía salir cerca de las 8.
María iba a estar en la biblio estudiando hasta las 18:30, luego en la feria de ciencia, y luego cenando.
Le pedí a mi hermana que fuera a recogerlas cuando terminara de ver la tele, pero se negó. Se lo pedí a Ludovica, pero no podía. Llamé a Raquel, pero se había dejado el móvil en su casa; su madre me dió un número que era de un señor que, después de conseguir explicarle quién era Raquel, me dijo que estaba en el entrenamiento del Real Murcia. Así que ella tampoco podía. Llamé a mi primo, pero no lo cogía. Volví a llamar a Ludovica y a mi hermana, y nada. Yosua tenía que ir a la pelu antes del concierto...
Superé el ataque de nervios y, después del programa, me bajé a Murcia con el Becario nº1, o sea, Antonio, que vive cerca de la Merced, donde está la biblio.
Pero se me acabó la gasolina del coche y no pude ir a la Merced, así que lo dejé en mi casa a las 20:31. María ya se había ido a la feria, a San Esteban, así que le di al becario instrucciones para que la encontrara y reconociera, su móvil y el mío, y lo mandé para allá.
Subí a mi casa, vi si Ludovica nos podía recoger al becario y sus amigos y a mí en su coche, le mandé un mensaje al becario diciéndole que me iba en bus con ellos, y cené.
Mientras tanto, el becario Antonio se quedó sin batería, y fue a su casa a meter su tarjeta en el móvil de un amigo. Mi número y el de María, estaban en el teléfono, no en la tarjeta. Cuando llegó a la feria todo estaba cerrado.
Ocurrió un milagro, y el mensaje llegó,y llevaba mi número escrito. Me dio un toque, le llamé, le dije el número de María y lo memorizó porque no tenía dónde escribir. La llamó, y María ya estaba cenando en el burguer. Entonces le dije que se fuera a su casa, y yo me fui al burguer a buscar a María, corriendo con cara de loca por toda la Trapería.
Cuando llegué no había casi nadie, pero la encontré en el piso de arriba. Después de perder el conocimiento y recuperarlo, fui corriendo a la Escuela de Arte Dramático, donde me recogió el becario y me llevó a su casa.
Luego fuimos a buscar el bus que nos iba a llevar a La Fica, pero ya no pasaban.
Mientras, Ludovica era víctima de un exhibicionista en la puerta del recinto, y había sido medio abandonada por Yosua y sus amigos, que se habían ido a por cervezas.
Finalmente decidimos que lo mejor era echar a andar.
Llegamos, nos separamos en dos nuevos grupos, y disfrutamos del concierto.

Próximamente: La explicación de por qué no me llevé la puñetera peluca.

jueves, octubre 18, 2007

Feliz cumpleaños


Durante la comida, una compañera del trabajo me ha preguntado el típico "¿qué se siente?". Como he bajado a comer un poco cabreada con la jefa, le iba a decir "frustación". Pero enseguida lo he pensado y he recordado una frase que leí hace unas semanas en un libro sobre Audrey Hepburn (que, por supuesto, no le he soltado):
"El éxito es como cumplir una edad importante y descubrir que eres la misma persona. Todo lo que siento es la responsabilidad de estar a la altura. Y, son suerte, de sobrevivir a él".
Dejando de lado la segunda parte, me he sentido realmente afortunada porque, por más años que cumplo, en el fondo (en el fondo fondo), sigo siendo la misma.
Muchísimas gracias a todos por las llamadas, los mensajes, los mails... Habrá fiesta, que no os quepa duda, y estáis todos invitados. Y el que no pueda ir (véase María), pues ya saldremos otro día a tomar algo.
En cuanto a lo de la fiesta bloguera, por mí estupendo. Sólo decidme día y lugar.
Pdt.: Foto prestada del cumple de If del año pasado.

martes, octubre 16, 2007

¿Reflexiones? pre-cumple

Faltan dos días para mi cumpleaños. Os lo digo como información porque no creo que finalmente haya fiesta. Y es que entre la gripe, la universidad, los exámenes, las prácticas, los viajes de fin de semana y demás, ya hay demasiadas bajas. Bajas que, la verdad, me tocan bastante las narices.
He pensado que tal vez lo mejor sería tirar por tierra mi planecillo y no celebrarlo, y así cualquier celebración espontánea será todo un acontecimiento. Pero por otra parte me da pena, porque será la única vez en la vida que cumpla 22 años.
Pero por otra parte (otra más), tampoco debería hacerme falta nadie que esté demasiado ocupado para venir. Pero por otra parte (la última ya), son mis amigos.
Bueno, pero vamos a dejarlo, porque el día ha sido bastante bueno. Será porque he soplado unas mil veces mi flautilla-conejo de la suerte, recién llegada de México. Eso, unido a que estoy encantada con mi nuevo puesto de guionista, que me permite dormir por las noches y soñar con otra cosa que no sea mi jefa metiéndome prisa para conseguir invitados. En serio, es tan genial que me cuesta trabajo creérmelo. De verdad. Todavía hay veces que sin darme cuenta me entra un nosequé de pensar que voy mal de tiempo, que no tengo un buen tema, que se me ha olvidado llamar a alguien y cosas por el estilo, pero enseguida vuelvo a la realidad (¡¡bendita realidad!!), y el nosequé desaparece.
Además, ver los programas desde control es más divertido, porque puedes hacer comentarios sin que el regidor se enfade, y gastarle bromas a la presentadora por el pinganillo (aunque todavía no me dejan tocar el botón del pinganillo, pero algún día la jefa se despistará y hablaré por él, jajaja).

miércoles, octubre 10, 2007

It's raining chairs

La semana pasada Murcia estaba llena de obras de "arte". Como de costumbre, de AlterArte lo que más me gustó fue el nombre, aunque yo le hubiera puesto EnterArte (no recuerdo por qué, pero sí sé que se lo comenté a Ludovica o a María).

El caso es que la mayoría de cosas que vimos no eran más que tomaduras de pelo, es decir, montones de escombros y muebles rotos tirados en medio de la plaza de los Apóstoles no me parece arte, sino algo que un señor de Ingeniería Urbana va a tardar horas en barrer. Tampoco me gustó el cubo de palés de Cardenal Belluga. Sin embargo, me pareció algo más interesante unos cartelitos que representaban a personas con miedo a algo.
Lo único que sí me pareció divertido y original, aunque tampoco entra en mi idea de arte, era lo que había en la plaza de la Cruz, o Hernández Amores.

domingo, octubre 07, 2007

Proyectos de algo

Proyectos, proyectos y más proyectos. Eso es lo único que me llevo a mi casa al terminar el día.
El proyecto de cambiar en el trabajo, el proyecto de hacerlo mejor cada día, el proyecto de andar más, de sonreír más, de leer más, de estudiar más, de salir más con mis amigas, de viajar, de hablar claro, de decírselo, de no guardarme nada, de olvidarle, de no quejarme, de cambiar, de no ir demasiado deprisa, de no ir demasiado despacio.
A pesar de ser lo único que me llevo, cada día me pesan más.

lunes, octubre 01, 2007

Groupie de Alaska


Fangoria en cartel, no hacía falta más.

Entramos a trabajar poco antes de las 10 de la mañana y abandonamos la tele algo después de las 9 de la noche. El aire helado se nos colaba por la ropa de verano, no habíamos comido nada desde las 2, estábamos cansados, y nos esperaba un viaje de tres cuartos de hora por una carretera por la que yo no había conducido nunca.

Pero a cabezonería no nos gana nadie. Mira Yosua, le dije, hay luna de concierto. Una lunaza enoooorme salía por detrás del Puerto de la Cadena, anticipo de una noche genial.

Llegamos a Cartagena a las sobre las 10, hora a la que empezaba el concierto. Confiábamos ciegamente en que Fangoria saldría detrás de un tal Humano y de OBK, así que aprovechamos para meternos a cenar en el primer sitio con aseo que encontramos, un Telepizza tranquilito que, a los dos minutos, estaba abarrotado de adolescentes celebrando las fiestas de Cartagena y algún cumpleaños.

Las indicaciones para llegar al lugar del concierto eran sencillas: sigues esta avenida, haces la rotonda en la Plaza de España y todo pabajo pabajo hasta el puerto.

Seguimos la avenida y llegamos a la plaza, que estaba cortada por un desfile cutrecillo de Cartagineses y Romanos, así que dejamos el coche en un párking, pensando que habíamos tenido la idea más brillante de nuestra vida. Como de costumbre, ólvidé mirar el número de la plaza de aparcamiento.

Después de andar media hora larga por la orilla de todo lo que es la Cartagena naval, a oscuras y por paseos desiertos, vimos las luces del concierto. Lo que se escuchaba no era Alaska, menos mal. El caso es que el descampado del concierto estaba en alto. ¿Por dónde se sube?

Horas después, al terminar el concierto, vimos que había una escalera preciosa, nueva e iluminada, pero en ese momento nosotros subimos por una guarida de yonquis, oscura, húmeda y con demasiados restos humanos.

En el concierto encontramos a una compañera de clase (bueno, habíamos quedado con ella) y con su prima, una chica que sentía la extraña necesidad de conocer a TODO el mundo que había allí. De vez en cuando se perdía de vista, y aparecía con dos o tres personas: Yosua, Paloma y María, éste es nosequién. Y nosotros venga a dar besos a medio universo. Un chico y una chica de los que trajo, muy simpáticos ellos, trabajaban en ir a las fiestas que hacía Amstel, para ver si la gente se lo pasaba bien. Cuando salió Alaska al escenario, directamente alucinaban con nosotros.
Tengo que reconocer que somos unos fans de los que gritan con ganas, hacen las coreografías y se saben las letras. Vamos, de esos de los que te mueres de risa nada más verlos.

Para este concierto cometí la genialidad de no llevarme mis zapatos del Mago de Oz, porque presentía que el suelo sería de tierra (acerté!!!), así que no iba dando la nota, pero para el próximo, me pongo en primera fila con el tío de la peluca naranja, que es el mismo del concierto de este verano.

Por suerte mi amiga y su prima nos acercaron en coche hasta el aparcamiento, aunque íbamos bastante apretados los cuatro en un c2 con una silla de bebé. Eran las tres y algo cuando entramos al párking, y descubrimos que habíamos perdido el coche. Allí vimos a una panda de tíos súper raros, así que por tercera vezaquella noche, Yosua y yo temimos por nuestra integridad física. Juro que uno de ellos era como el Ken de la Barbie pero con un poco más de músculo y el pelo por los hombros; el mismo color de piel marrón antinatural, los mismos piratas blancos y la misma camiseta de tirantes amarilla que acostumbra a llevar el muñeco.

Diez minutos más tarde, encontramos el coche. Cuando cruzamos Alcantarilla para dejarle, pasamos frente a la casa de una compañera que no nos cae muy bien, y propuse tocarle un rato el timbre, pero cuando casi había convencido a Yosua nos dimos cuenta de que no sabíamos exactamente cuál era su casa y, ante la negativa de tocar los dos que teníamos en duda, lo dejé en su casa y me fui a la mía.
A las 4 y 30 caí rendida en la cama, a las 8 me despertó mi hermana a gritos para que le firmara un papel, y a las 10 estaba otra vez trabajando.
Es duro se groupie de Alaska, pero merece la pena.