miércoles, septiembre 23, 2009

Manchester Cap.3 Libros

Estaba remoloneando un poco por el ordenador porque iba a acostarme, pero luego he pensado estudiar otro rato, pero luego he pensado que estoy hasta las narices de la tesina, y que últimamente no hago otra cosa… y el caso es que he encontrado un post antiquísimo, del 14 de enero de 2007, en el que escribía sobre Orgullo y prejuicio. Amelche me comentó que había comprado una copia en inglés cuando estuvo en Manchester y me ha hecho gracia encontrarlo precisamente hoy, que me ha vuelto a hablar de ese viaje en los comentarios de mi último post. Así que abrimos nuevo capítulo.

Libros.
Una tarde de primeros de julio fui con mi madre a casa de una amiga suya que tiene una casa en el campo con piscina. Salió el tema de mi viaje, y otra amiga suya que también estaba allí dijo que en sus viajes al Reino Unido lo que compraba eran libros. ¡Libros! ¡Cómo no se me había ocurrido antes!? Libros. Y esa es mi historia acerca de por qué mi equipaje de mano estaba casi vacío y mi maleta era la menos pesada de todo el grupo cuando volamos a Manchester.

Enfrente de la universidad, casi en la misma puerta de la BBC, había un gran puesto callejero de libros, de esos que me gustan tanto. Allí hice mis primeras compras: The violet book for girls, por tres libras, y My Christmas book of Stories & Carols, por 50 peniques. Muy buena compra, sobre todo por el primero, que tiene casi 100 años, y que fue un “Prize awared to Ida Wilson for conduct, progress at attendance at Bilcon C Inf’ School”. Nada más que por eso ya merece la pena, ¿no? Si Ida Wilson levantara la cabeza…

Luego vinieron los demás (muy pocos para ser yo): Emma, de Jane Austen, y un libro para mi madre y otro para mi padre, en York, por 8 libras en total, en una librería (de libros nuevos) de York, Rumpelstinskin (¿está bien? Nunca he sabido escribirlo), por una libra, en un súper de mi pueblo para mi primo pequeño, y un diccionario Collins (sólo en inglés) en el Arndale (Ándale para nosotras) del centro, por 49 peniques, firmado por mis amigos. Yo quería el grande de tapas duras, que era sorprendentemente barato y no pesaba mucho pero, además del peso, está la cuestión del tamaño, así que…

Ahora me arrepiento de no haberme traído más.
21.9.09 23:56

miércoles, septiembre 16, 2009

Manchester Cap.3


14.9.09


Uno de los suvenires más buscados por mis amigos era una camiseta/taza/imán/llavero que ponía I (corazón) MCR. Desde el segundo o tercer día allí supe que yo no, yo no amaría Manchester. Aun así me traje una postal por aquello de Mass Communication Research. Si el que no se conforma es porque no quiere…


Manchester.


Antes del viaje, me entretuve algunos ratos mirando la ciudad en el google earth y no encontré gran cosa. La catedral es bonita, el ayuntamiento impresionante, gigante y precioso, y hay muchos edificios bonitos. Además tenía una noria de 60 metros plantada en el centro de la ciudad.
Pero no sé qué había en el ambiente que no me terminaba de cuadrar. No es la ciudad europea, ni siquiera inglesa que yo imaginaba. Bien podía haber sido un barrio chungo de Chicago. Todo son franquicias norteamericanas, tiendas de comida mega-basura… Además todo era desorden aquí y allá. Entre otras cosas, la circulación, la ropa de invierno en verano (incluso cuando hacía calor), y gente haciendo cosas que no son lo normal.

Por ejemplo, los únicos estudiantes que quedaban en la universidad nunca hablaron con nosotros, nunca compartían ascensor, tenían un sitio a parte en la cantina y estudiaban en otra planta. Eran mujeres vestidas de negro de arriba abajo, completamente, cara y manos incluidas, que siempre iban acompañadas por un hombre. No me cuadraba que fueran a la Universidad pero llevaran tapados hasta los ojos. Y así otro montón de cosas. Desde las tres religiones que me ofrecían todos los días en la calle más comercial, o las iglesias reconvertidas en pubs, hasta los taxistas que no hablaban inglés y que no te sabían llevar a ningún sitio sin que les dieras el post code, pasando por gente con el valor de mezclar unos leggins de cebra con un vestido de leopardo, todo aquello me desconcertaba.


En cuanto a la ciudad en sí, tiene trozos muy muy feos, pero otros bastante bonitos, como el Triangle, que es donde está la noria, plaza en la que se mezcla lo más nuevo y lo más antiguo. Centros comerciales de cristal y hierro frente a pubs casi medievales y la catedral. Esto es así porque el IRA tiró una bomba (o las que fueran) y se vino todo abajo menos un buzón de correos, así que los mancunianos construyeron una bonita plaza.
Pero sobre Manchester seguiré otro día. Además, por suerte, también nos sacaban de allí...

jueves, septiembre 10, 2009

Manchester cap.2 Las clases

8.septiembre.09
Al día siguiente, mi hermana y yo tomamos nuestro primer 42A para ir a la universidad. Allí conocimos a dos chicas de Cáceres que estaban haciendo el mismo curso pero con la beca del MEC y ya llevaban allí una semana, así que no nos perdimos ni nada.
Llegamos, nos hicieron un examen y nos repartieron en clases.

Las clases.
En mi clase había otro chico de 23 años, dos de 21 y, el resto, de 19 a 15 años. Resultado: un caos total. Yo ya soy muy mayor para ir con gente de 15 años. No nos hacen gracia las mismas bromas, no hablamos de los mismo y no tenemos el mismo concepto de mispadresehangastado800euracosparaquevengaaaprenderinglés.
La mayoría se pasaba un cuarto de hora para hacer un ejercicio y el resto se lo copiaba de otro que hubiera terminado antes (normalmente yo). Una era especialmente cargante porque decía: “María, ¿qué has puesto en la 2? ¿Y en la 17? ¿Y en la diez? ¿Y en la…?”. Al cabo de tres minutos y 20 preguntas tenía las 20 respuestas de fonética.

A la hora de corregir pasaba algo que no había visto, no desde el instituto, sino desde los primeros cursos de la primaria. El profesor leía la pregunta y nosotros decíamos la respuesta. Hasta ahí normal. Pues bien, en mi clase estaba el proclamado “líder del grupo”, del que hablaré otro día, y una niña de 15 años, de las que hablan todo el tiempo. Los dos juntos eran una mezcla que saturaba a cualquiera. En el momento que cualquier compañero de la clase contestara antes que ellos, ya te podías olvidar de contestar nada, porque iban soltando todas las respuestas antes incluso de que el profesor preguntara.

Otro tanto sucedía para salir a la pizarra; sólo salía quienes ellos decidían. Los dos primeros días. Al que hizo tres me aburrí de ellos, me senté en primera fila y me tiraba como una loca a la pizarra hasta dos o tres veces por ejercicio. Luego hubo que hacer una revista: ganamos. Un concurso de arriba el lápiz: ganamos.

Y así, gracias a esos dos pesadicos, regresé a lo que habían sido mis años del cole: un aburrimiento total. Escuchaba lo que decía el profesor, al que milagrosamente entendía perfectamente, y luego desconectaba y hacía mis ejercicios. Y cuando terminaba seguía con los siguientes, y los siguientes… y luego pensaba en las musarañas hasta que el profesor explicaba otra cosa. Y vuelta a empezar. Si me hubiera esforzado más en el examen, me habrían puesto en el siguiente nivel y todo hubiera sido muy diferente.

Resultado tras el examen final del curso: junto con otra chica, las mejores notas, no de la clase, sino de todo el nivel intermedio: Excellent en pronunciación, escritura y participación.
Lo mejor fueron algunas de la clase de mi hermana que salían diciendo: “bueno, por lo menos me han puesto dos fail, que es aprobado”. Sí, nena, aprobado y con nota.

viernes, septiembre 04, 2009

Manchester cap.1 Congoja

Aprovecho un ratito libre para empezar mis aventuras por Inglaterra.

Con lo poco que me gustan a mí las despedidas, vinieron mis padres y mi tía a dejarnos a mi hermana y a mí en el autobús que nos llevaba al aeropuerto. Llegamos, facturamos, un viaje muy normal (a pesar de ser la primera vez de la histérica de mi hermana), aterrizamos en Manchester, esperamos como una hora hasta que vino otro autobús que nos dejó en el aparcamiento del Tesco, donde iban a recogernos las familias.
La familia
En la reunión nos dieron una hoja para poner alergias y demás, y mi hermana escribió en la suya y la mía que era de vital importancia que fuéramos en la misma casa. "Lo hago por ti", decía. ¡Un pijo! Lo que quería era una chacha para tirarse un mes de vacaciones. Pero ese es otro tema.
El caso es que tanta suerte tenemos, que nos tocó la misma señora que acogió a mi prima y a su prima el mes anterior. Unos días antes, fuimos a su casa y nos la estuvo criticando. Que si la comida, que si esto, lo otro... Así que me entró mala leche cuando vi que era la misma Mrs. Elaine Clulow.

Vino a recogernos a eso de las 6 en un coche diminuto y lleno de zapatos, así que yo misma llevaba encima mis maletas. Mientras, mi hermana, sentada de copiloto, se deslizaba hacia delante y hacia atrás en cada frenazo que daba porque el asiento no se quedaba fijo. Elaine empezó a parlotear, mi hermana me miró, la miró a ella y le dijo su única frase en inglés hasta dos semanas más tarde: "I not understand. Talk with my sister". Tengo que admitir que el viaje fue bastante terrorífico. Era la primera vez que me montaba en un coche conducido desde la derecha. Además, Elaine se giraba completamente para hablarme durante varios segundos, y utilizaba el retrovisor para mirarse en el espejo.

Al llegar no mejoró demasiado: la casa era terriblemente pequeña, y yo soy muy grande. Los pies, calzados en unas botas de montaña por aquello de si llovía no me cabían en los miniescalones enmoquetados, la maleta era grande y pesada... casi me cargo todas las fotos de la pared.

Inmediatamente después de ponerme las zapatillas para no morir el primer día, bajamos a cenar. "Os he hecho sopa" decía. Mentira. Aquello era de todo menos sopa. Estaba bueno, vale, ¡pero no era sopa! La sopa, de toda la vida de dios lleva, por lo menos, caldo. Ingredientes: todas las verduras del mundo y pollo. Bueno, pero no era sopa. Era puré; corrijo, era una fuente de puré, que mi hermana no se terminó, y tuve que empezar a dar explicaciones por ella del tipo: "sí, si me ha dicho que le encanta, pero es que no puede comer más, es que no le cabe, es que está cansada...".
Iba a ser un viaje muuuuuuy largo.

martes, septiembre 01, 2009

Sólo un saludo

Jelouuuuu a todos!!
Sigo vivita y coleando, he desterrado el jetlag de mi pobre cuerpo y he terminado este mes de comer guarradas con sólo un kilo más (yuju!). Llevo en la maleta (una maleta que, por cierto, todavía espera que termine de vaciarla) un montón de libros, recuerdos, cosas chulas, fotos, vídeos y amigos.
Pero ahora queda lo más difícil: después de un mes y pico sin pisar la habitación hay que darle un buen repaso y, como al final me prometí ser responsable porque no pude llevarme el ordenador, ahora toca hincar los codos a tope. Así que, un saludo y hasta la vista!!

Pdt.: Gracias por las postales! Yo os mando algo desde aquí, porque acabé con todo mi dinero algo antes de lo esperado y el correo inglés es muy caro.