miércoles, diciembre 30, 2009

Simplemente, Feliz Navidad

Como me parece imperdonable abandonaros justo en Navidad, me paso por aquí para desearos un feliz año y todo eso. No os podéis quejar, ¡hasta salgo en el vídeo!

viernes, diciembre 18, 2009

Otro logro del 2009

Desde ayer podemos sumar otro acontecimiento a la lista de cosas positivas del 2009, porque quedé finalista en un concurso de relatos.
Los requisitos en cuanto al tema eran simples: en algún momento tenía que aparecer la palabra Navidad y la palabra Murcia.
Yo presenté dos relatos. El primero, El Rey Mago, es típicamente navideño, con momentos lacrimógenos, un principio y un final (a mi juicio) bastante aceptables, con mensaje revelador y todo eso, escrito en dos días diferentes, y corregido. El otro, Asalto al Banco de España, una locura que se me ocurrió el día antes de finalizar el plazo, a la una y pico de la madrugada, mientras disfrutaba de mi semana de anginas. Como digo, una locura, surrealista a más no poder y absurdo, que ni siquiera me dio tiempo a corregir.
¿Adivinan cuál ganó?

miércoles, diciembre 16, 2009

Bygones

Ahora que estamos en Navidad, es inevitable hacer un repaso de cómo ha ido el año. Y como estos días estoy viendo Ally McBeal una vez más (ahora en inglés), es inevitable citarla: “I’m actually luckier tan most. I wake up each morning glad to start a new day… grateful the last one is over”. Algo así como: “Tengo más suerte que la mayoría. Me despierto por la mañana contenta de empezar un nuevo día… agradecida de que el último haya terminado”. Pues así es como me siento respecto al 2009.

Cierto es que el 2009 ha sido un gran año. He obtenido el Diploma de Estudios Avanzados (el dichoso DEA, o Suficiencia Investigadora) con muy buena nota, y he salido al extranjero a estudiar inglés, donde he hecho nuevos amigos y he visto un trocito de mundo. También he visto la nieve (y nevar), hemos comprado un coche nuevo, he superado el año con buena salud, no han hospitalizado ni hemos perdido a ningún miembro de la familia, y han aceptado mi primera comunicación en un congreso. He conseguido llegar hasta el final del carril bici, he ido por primera vez a la ópera, me han puesto mi primera Matrícula de Honor, y he ido a un concierto de Amaral, y a dos charlas de Carmen Posadas. Este año he estado en Madrid dos veces, escrito para dos revistas, y Vonda Shepard me ha regalado un disco (¡!). También he montado en teleférico, en una barca a pedales, en otra a remos, en tren y en avión, y he sentido los seis bajo cero y los 50 grados en la cara.

Pero 2009 también ha sido el año en que vi cómo se llevaban mi querido coche al desguace, me denegaron la beca que pedí, y sufrimos una separación. Visto desde fuera, la lista de sucesos negativos es prácticamente insignificante. Y tal vez lo sea. Pero quitando lo del coche, que no tiene ninguna importancia, las otras dos han derivado en otra serie de acontecimientos que han hecho que 2009 haya sido el año de la soledad. Nunca en la vida había estado tan sola como este año.

Como le decía a Metis el otro día, todo, lo negativo y lo positivo, han hecho que algo cambie en mí, que mi lista de prioridades y aspiraciones sea diferente, que tema cosas que no sabía que existían y que busque otras que me parecían secundarias. Pero tenemos ante nosotros un nuevo año, un lienzo en blanco, un cuaderno, una página de Word, que está esperando todo lo que está por venir. Sí, el 2010 va a ser, no sólo un gran año, sino un año grande.

En cualquier caso, lo pasado, pasado está. Lo que me lleva otra vez a Ally McBeal: “Yo no soy una de esas que reviven sus problemas pasados, muchas gracias, este año quiero disfrutar nuevos desengaños”.

2010 va a ser el año en el que intervenga en un congreso por primera vez, el año en el que se van a publicar mis primeros trabajos académicos, y el año en el que empezaré mi tesis. Va a ser el año de mi viaje a Nueva York, de mi subida a pie a la Torre Eiffel, y del Camino de Santiago. Y cualquiera sabe qué más. Hay todo un año por delante para averiguarlo.

martes, diciembre 08, 2009

Día D (de DEA)

Como no hay manera de poder sentarme en el ordenador a escribir, me vengo al portátil, porque si no, pasarán años antes de que pueda contar cómo me fue la defensa del DEA (o más bien lo que recuerdo, que no es mucho).

Después de los típicos dilemas con la ropa acabé poniéndome exactamente lo que tenía pensado desde hacía semanas. Una vez vestida me fui a la universidad yo sola, porque había pedido expresamente a mi familia que no viniera a la defensa. A la de la tesis sí, pero a ésta prefería que no vinieran, porque ellos sí que estaban muy nerviosos y… yo qué sé. Ahora me arrepiento, pero qué se le va a hacer. Total, que estaba arrancando el coche cuando me llamó mi directora histérica perdida preguntándome dónde estaba.

Fue un malentendido por parte de las dos. Las dos tuvimos la culpa. El caso es que llegué como media hora tarde, haciendo el loco por la autovía y saltándome un semáforo. Una gilipollez que nunca volveré a hacer porque no mereció la pena.

Como resultado, me perdí una exposición en la que estaba interesada, no tuve ánimos de ensayar la exposición, y tuve que dar mil explicaciones a mil personas diferentes sobre por qué había llegado tarde (cuando en realidad, a mi parecer, ¡¡llegaba bastante temprano!!).

Cuando por fin me llegó el turno otra vez, expuse en una sala en la que estaban: los tres miembros del tribunal, mi directora, mi amiga Lydia (que dijo que venía y vino), una chica del siguiente curso que acababa de conocer, un compañero de Ludovica al que le gusta ver lo que hago para luego hacerlo mejor, y más tarde se sumaron un amigo y su novia.

La exposición fue rara. Tengo un gran defecto que algún día será mi perdición. No me preparo suficiente las exposiciones. O sí lo hago, pero luego no hago nada de lo que tenía pensado. Es decir, me había pasado días preparando el power point y las tarjetas, sincronizando las palabras… y luego no miré más que la primera tarjeta y la fastidié en la última diapositiva, que expliqué como si viniera otra detrás, y el tribunal no se dio cuenta de que había terminado hasta mil años después de que hubiera dejado de hablar… un desastre.

Pero por suerte el trabajo en sí debe estar bastante bien porque a pesar de la exposición (aunque los que fueron juran y perjuran que no lo hice nada mal), la siguiente media hora fue un continuo desfile de halagos que nunca en mi vida había recibido.

Como resultado, todavía flotaba cuando me fui con mis padres y Lydia a tomar chocolate al centro comercial que hay frente a la universidad.

Pero como todo, las nubes no duran eternamente. Duró menos de veinte horas.

sábado, diciembre 05, 2009

Para que Amelche no se coma las uñas :P

Desde luego, es imperdonable dejar pasar tantos días para terminar de comentar algo que encima no tiene ni la mitad de emoción de lo que parece.
En mi defensa, tengo que decir que he estado muy ocupada (aunque ahora mismo no recuerdo exactamente en qué), y que llevo desde el martes con anginas, y no he tenido muchas ganas de sentarme a escribir. Aunque he tenido que hacerlo, porque estoy participando en un concurso de relatos que organiza el profe de mi taller literario. Pero eso es otra historia.
Pero mañana o pasado prometo volver y contar la "accidentada" defensa de mi DEA, mi encuentro con Carmen Posadas, los nuevos proyectos, el cine en 3D, las luces de Navidad y todo eso.
Por ahora, me vuelvo al sofá a sobrellevar mi dolor sin quejarme mucho.