martes, febrero 22, 2011

La flauta atravesada

Dice Leo que tengo que dedicar 8-10 horas diarias a estudiar para hacer una buena tesis. No es que lo diga ahora, lleva años y años diciéndomelo. Me cuesta muchísimo alcanzar esa cifra, tengo que admitirlo. Principalmente, porque nunca en la vida le he dedicado tanto tiempo seguido a nada, ni siquiera a dormir. Y lo segundo, porque se ve que mi vecina flautista también ha hablado con ella, y la muy puñetera sí que le está haciendo caso. Dios mío, ¿cómo puede estar una persona tantas y tantas horas al día soplando? Soplando, y sin entonar una sóla melodía, porque esa es otra, que ella pita y pita y pita, pero nunca toca nada.
Algunas veces, como tengo una concentración tan pésima, pongo música alta para obligarme a mantener la atención en lo que estoy leyendo o escribiendo, pero esta tortura de la flauta es más de lo que mi mente puede soportar, y primero me obliga a ir una y otra vez al principio del párrafo, luego me hace coger otro libro diferente, y por último, me ataca los nervios y me impide hacer nada. ¡¡Va a acabar conmigo!!

miércoles, febrero 09, 2011

Abriendo el círculo

Por alguna extraña razón que no alcanzo a comprender, el insomnio ha vuelto a mi vida. Entre todas sus consecuencias, buenas (leer, estudiar y ver películas) y malas (cansancio, mala leche y desesperación), hay una que me lleva de cabeza: la prolongación de ese momento de lucidez que tenemos justo antes de dormirnos, en el que lo vemos todo más claro y se nos ocurren las mejores ideas.
Pues bien, esta madrugada estaba yo pensando en mi último post y me he dicho: ¿cómo que cierre de un círculo fatal? ¡No me da la gana! No, hay que ser optimista. No son las mismas circunstancias, ni mucho menos. Y si tengo que agarrarme a un clavo ardiendo para comprobar que es así, lo haré:
Para empezar, los bambos que estrené en el 2006 eran azules y los de este año rosas, así que eso no vale; por entonces, eran finales de febrero y esta vez ha sido justo al principio, así que tampoco vale; en 2006 leía el 6º libro de Harry Potter, que acababa de salir, y este año, además de otros libros, estaba re-releyendo el 4º (y en hospital leía en el e-book), hala, otra coincidencia que tampoco vale. Y para colmo, soy mucho más sabia que entonces; me he llevado muchos golpes duros en estos cinco años, y la próxima vez la caída será de menor altura, así que tampoco mi mente está en la misma situación.
En realidad, lo único que sigue igual es, respondiendo a la pregunta de Metis, el número de canas, que sigue siendo 0 (y doy gracias cada día por ello). ¡Que le den al círculo vital, me niego rotundamente a repetir la historia!

jueves, febrero 03, 2011

El cierre fatal de un círculo vital

La Historia se repite, no me cabe duda. Y las historias, las historias con minúscula, también.
El mes que viene harán cinco años que empecé el blog. Cinco años, y perfectamente podría haber sido ayer.
Cientos de cosas han pasado desde entonces, unas más importantes, otras menos, algunas tan grandes que podrían haber dado un giro megabrusco a mi vida. Pero a pesar de todo, aquí estoy. Por muy lejos que ha llegado todo, hemos ido a parar al mismo sitio. Gente alrededor de una cama de hospital, discusiones en las salas de espera, comidas a deshora, tareas de la casa aplazadas indefinidamente, una necesidad irrefrenable de marcar un teléfono que sé que nadie va a coger... irónicamente, incluso las cosas más estúpidas se repiten: estreno unos zapatos iguales que hace cinco años, y releo los mismos libros.