viernes, enero 28, 2011

Pues no, no cabía

Más bien sí que cupo, pero luego tuve problemas para volver a cerrarla tras pasar la primera noche en Dublín, rumbo a Cork.
Y los problemas fueron aumentando conforme iba comprando más y más cosas (tampoco eran tantas, la verdad, pero es que el espacio era escasísimo!), así que la solución fue comprar otra maleta y facturarla para la vuelta.
Dublín, Cork, Cobh, Limerik, los acantilados de Moher... un viaje chulo. Pero como suelo decir, esa es otra historia, y será contada en su momento (al menos no en la hora de la siesta).

martes, enero 18, 2011

Que no, que no cabe

Mañana me voy de viaje y, como parte de mi doble personalidad, puedo distinguir perfectamente entre mi yo viajero y mi yo casero.
Una de las cosas que más me fastidian de salir de viaje es el no estar en mi casa. Ya, es demasiado obvio que si viajas no estás. Pero es que soy una de esas personas a las que le gusta estar en el plato y en la tajá, como dicen por aquí. Desde semanas antes del viaje, y sobre todo los días previos, todo el mundo sigue haciendo planes para días en los que no voy a estar, y eso me fastidia. Luego otras cosas más normales como que la ducha no es mi ducha, la cama no es mi cama, el wc no es mi wc, ni mi comida, ni mi nada.
Luego está la necesidad de prever todo tipo de cosas para saber qué tienes que llevar en la maleta. Eso se puede complicar hasta el absurdo cuando te vas a Irlanda en invierno. Cualquiera dice: frío y lluvia. Sí, vale, pero también puede ser frío y nieve, frío y no lluvia, o lluvia y fresco moderado. Entonces te entran todos los males: ¿y si me mojo el abrigo el primer día y no se me termina de secar nunca? (hecho real ocurrido en Madrid en diciembre de 2009). ¿Y si me mojo los zapatos? ¿Qué zapatos, los cómodos, o los impermeables? ¿Y si un día tengo que ir a otro sitio y no me valen las botas de montaña?
Sería relativamente fácil meter dos pares de zapatos pero no lo es si sólo puedes llevar una maleta. Y no una maleta cualquiera: una que mida 20x40x55 y pese menos de 10 kg. Lo de los kilos no es un problema a no ser que pienses transportar ladrillos, porque en ese espacio... Ese es el verdadero problema: el espacio. Siete días de ropa interior + un pijama + camisetas y jerséis + lo que llevarías en el bolso (el bolso tiene que ir dentro de esa maleta), véase cámara de fotos, móvil, cargador, el ebook, el monedero con dinero y documentación, y la libretilla donde guardo los planos, reservas y billetes.
Y por último, las cosas de aseo. Todo lo que lleve líquido o lo parezca, en envases de menos de 100ml y metido en una bolsa de congelar de 20x20 o menos.
Que no, que no cabe.
Y ya para terminar, come rápido y pronto, vete al aeropuerto y dos horas más tarde despegas, haces tres horas de avión, buscas un autobús con un 16A hasta una parada en una calle a la que nunca has ido, luego dirígete en una dirección concreta hasta otra calle donde tienes reservada una habitación y, siendo yo, reza para no perderte, porque para cuando llegues será de noche desde hace tres horas, hará frío y llevarás una maleta y la ropa de tres días encima.
¡Pero mi yo viajero me dice que va a ser un buen viaje!

viernes, enero 14, 2011

Bienvenida al 2011

Como parece que el año no termina de ponerse en marcha hasta que hago un repaso de lo pasado y lo venidero, he detenido la preparación de mi próxima aventura un rato para ver lo que debía haber sido el 2010, y lo que realmente fue.
No hice el Camino de Santiago, no subí la Torre Eiffel a pie, no fui a Nueva York, no empecé mi tesis y no publiqué ningún artículo académico.
A cambio, he ganado dos segundos premios, uno de fotografía y otro de cuentos, he trabajado en una librería, he fundado una revista, he cambiado de Universidad, me he sentado en la silla de Ana Blanco en el plató de informativos de TVE, he aprendido a presentar el tiempo con Ana Belén Roy, he dejado con la boca abierta a la mismísima Almudena Ariza haciendo in situs, y he conocido a Rosa María Calaf.
También he reunido a la mayor parte de mi familia en una macrofiesta de 25 aniversario de bodas, he leído 29 libros en sólo un año, he viajado a Castellón y a Madrid, he hecho prácticas en la tele, he acosado a un director de RRHH y, sobre todo, he conocido gente maravillosa.
Después de todo, el 2010 no ha sido tan malo...