viernes, enero 25, 2008

Spice Girls Capítulo 3

Madrid, 23 de diciembre. Día D. Más cerca de la hora H.
Otro día continuaré hablando de mi extraño paseo por las calles desiertas de Madrid, pero ahora hay que seguir con las Spice Girls.

Toda mi vida había querido ir a ver a Alaska, pero tengo que decir que esa espera fue mucho más corta que la de este concierto. Todo el jaleo empezó en junio o julio, cuando Yosua me comentó lo de la gira. Automáticamente me apunté al viaje, aunque no pudiera ir al concierto: quería estar en Madrid una noche así.

Pasaron las semanas, y entonces hubo que apuntarse a un sorteo que te daba opción a comprar 6 entradas antes de que salieran a la venta corriente.

Los últimos días de septiembre empezaron a salir los ganadores de los sorteos de cada ciudad a la que iban. Por fin, a primeros de octubre salió Madrid y me tocó entrada. Sin pensarlo ni media vez más, la pagué y luego comuniqué en mi casa que era de verdad que me iba.

Siguieron pasando las semanas, y luego los meses y, por fin, llegó la semana del concierto. Me puse mala, empezamos a oír rumores de que se iba gente a la calle, y nos finiquitaron, así que tampoco cobramos la extra hasta mucho tiempo después (ya en enero). Todo esto ayudó a deslucir considerablemente mi semana favorita del año: la de antes de Navidad.
Aviso para el año que viene: ni conciertos, ni viajes, ni nada; que nada ni nadie me moleste esa semana, porque me enfado.

Todo este tiempo, unos cinco meses, de pronto se convirtió en diez años.
Pasó en la cola, cuando llevábamos en la puerta del Madrid Arena más de dos horas. Quedaba menos de un metro para llegar hasta la valla; estábamos cogidas del brazo para no separarnos, como si fuéramos amigas de toda la vida (conocí a las amigas de María apenas unas horas antes).

Acabábamos de pasar uno de los peores momentos de nuestra vida cuando la gente del final y la de los lados habían empezado a empujarnos (la peluca naranja gigante que llevaba en la mochila me salvó, de verdad), pero allí seguíamos nosotras, bastante separadas unas de otras pero agarradas como si nuestra vida dependiese de ello. En ese momento, fue cuando pasaron los diez años. Por un segundo dejé de estar en la cola y volví al patio del colegio, a la cinta de cassette, al póster que rompí porque un día me peleé con mis amigas por culpa de las jodías Spice, a la pulsera de Victoria que, de repente, todas queríamos porque era la única que había en la tienda (y nos volvimos a pelear), volví al día en que nos disfrazamos de Spice Girls y había una repe porque éramos seis...


Seguirá continuando...

5 comentarios:

MeTis dijo...

cuanta devocion maria¡¡ nunca lo hubiera dicho, aunque lo comprendo.

llegasteis hasta la valla del principio, a menos de dos metros de ellas? o era la de las entradas?

ir con amigas que comparten tu misma ilusion por un concierto es una pasada. Recuerdo cuando yo fui al de ismael Serrano con Mitsu. a él no le gustaba mucho, y aunque la alegria era mucho nunca es lo mismo que ir con amigas que les brillas los ojos igual que a ti.

vaaaa, pon fotitos de la peluca, que eso es lo mas¡ yo ni loca. nunca pierdas esa pizca de niña.

besos

María dijo...

Jajaja. Tengo que decir que no llevaba la peluca puesta. Verás, había tanta gente que tenía la cara congelada pero mucho calor en el cuerpo, así que llevaba el abrigo y la peluca en la mochila, colgada por delante. Gracias a eso sobreviví a los empujones!
La valla era la que había antes de entrar en el Arena. Si llegan a estar las Spices muero seguro, porque la gente empujando era lo peor del mundo. Hubo un momento que, si hubiera podido moverme, me habría ido a mi casa, de verdad, ni concierto ni gaitas.

Anónimo dijo...

Oye, pero bien majas que eran eh? jajaja y los dos gays que conocimos también!

xnem dijo...

Antes los sorteos era para regalar las entradas! Como estamos!

Eso en vez de un concierto parece una batalla.

Yo paso de comprar entradas a preciso astronómicos seis meses antes, normalmente no se lo que haré mañana.

Pase por casa a ver si se despierta ese artista que duerme dentro de usted, que hace días que no nos cuenta nada de sus pinturas.

fluyendo dijo...

solo pasando a saludar...