miércoles, diciembre 30, 2009

Simplemente, Feliz Navidad

Como me parece imperdonable abandonaros justo en Navidad, me paso por aquí para desearos un feliz año y todo eso. No os podéis quejar, ¡hasta salgo en el vídeo!

viernes, diciembre 18, 2009

Otro logro del 2009

Desde ayer podemos sumar otro acontecimiento a la lista de cosas positivas del 2009, porque quedé finalista en un concurso de relatos.
Los requisitos en cuanto al tema eran simples: en algún momento tenía que aparecer la palabra Navidad y la palabra Murcia.
Yo presenté dos relatos. El primero, El Rey Mago, es típicamente navideño, con momentos lacrimógenos, un principio y un final (a mi juicio) bastante aceptables, con mensaje revelador y todo eso, escrito en dos días diferentes, y corregido. El otro, Asalto al Banco de España, una locura que se me ocurrió el día antes de finalizar el plazo, a la una y pico de la madrugada, mientras disfrutaba de mi semana de anginas. Como digo, una locura, surrealista a más no poder y absurdo, que ni siquiera me dio tiempo a corregir.
¿Adivinan cuál ganó?

miércoles, diciembre 16, 2009

Bygones

Ahora que estamos en Navidad, es inevitable hacer un repaso de cómo ha ido el año. Y como estos días estoy viendo Ally McBeal una vez más (ahora en inglés), es inevitable citarla: “I’m actually luckier tan most. I wake up each morning glad to start a new day… grateful the last one is over”. Algo así como: “Tengo más suerte que la mayoría. Me despierto por la mañana contenta de empezar un nuevo día… agradecida de que el último haya terminado”. Pues así es como me siento respecto al 2009.

Cierto es que el 2009 ha sido un gran año. He obtenido el Diploma de Estudios Avanzados (el dichoso DEA, o Suficiencia Investigadora) con muy buena nota, y he salido al extranjero a estudiar inglés, donde he hecho nuevos amigos y he visto un trocito de mundo. También he visto la nieve (y nevar), hemos comprado un coche nuevo, he superado el año con buena salud, no han hospitalizado ni hemos perdido a ningún miembro de la familia, y han aceptado mi primera comunicación en un congreso. He conseguido llegar hasta el final del carril bici, he ido por primera vez a la ópera, me han puesto mi primera Matrícula de Honor, y he ido a un concierto de Amaral, y a dos charlas de Carmen Posadas. Este año he estado en Madrid dos veces, escrito para dos revistas, y Vonda Shepard me ha regalado un disco (¡!). También he montado en teleférico, en una barca a pedales, en otra a remos, en tren y en avión, y he sentido los seis bajo cero y los 50 grados en la cara.

Pero 2009 también ha sido el año en que vi cómo se llevaban mi querido coche al desguace, me denegaron la beca que pedí, y sufrimos una separación. Visto desde fuera, la lista de sucesos negativos es prácticamente insignificante. Y tal vez lo sea. Pero quitando lo del coche, que no tiene ninguna importancia, las otras dos han derivado en otra serie de acontecimientos que han hecho que 2009 haya sido el año de la soledad. Nunca en la vida había estado tan sola como este año.

Como le decía a Metis el otro día, todo, lo negativo y lo positivo, han hecho que algo cambie en mí, que mi lista de prioridades y aspiraciones sea diferente, que tema cosas que no sabía que existían y que busque otras que me parecían secundarias. Pero tenemos ante nosotros un nuevo año, un lienzo en blanco, un cuaderno, una página de Word, que está esperando todo lo que está por venir. Sí, el 2010 va a ser, no sólo un gran año, sino un año grande.

En cualquier caso, lo pasado, pasado está. Lo que me lleva otra vez a Ally McBeal: “Yo no soy una de esas que reviven sus problemas pasados, muchas gracias, este año quiero disfrutar nuevos desengaños”.

2010 va a ser el año en el que intervenga en un congreso por primera vez, el año en el que se van a publicar mis primeros trabajos académicos, y el año en el que empezaré mi tesis. Va a ser el año de mi viaje a Nueva York, de mi subida a pie a la Torre Eiffel, y del Camino de Santiago. Y cualquiera sabe qué más. Hay todo un año por delante para averiguarlo.

martes, diciembre 08, 2009

Día D (de DEA)

Como no hay manera de poder sentarme en el ordenador a escribir, me vengo al portátil, porque si no, pasarán años antes de que pueda contar cómo me fue la defensa del DEA (o más bien lo que recuerdo, que no es mucho).

Después de los típicos dilemas con la ropa acabé poniéndome exactamente lo que tenía pensado desde hacía semanas. Una vez vestida me fui a la universidad yo sola, porque había pedido expresamente a mi familia que no viniera a la defensa. A la de la tesis sí, pero a ésta prefería que no vinieran, porque ellos sí que estaban muy nerviosos y… yo qué sé. Ahora me arrepiento, pero qué se le va a hacer. Total, que estaba arrancando el coche cuando me llamó mi directora histérica perdida preguntándome dónde estaba.

Fue un malentendido por parte de las dos. Las dos tuvimos la culpa. El caso es que llegué como media hora tarde, haciendo el loco por la autovía y saltándome un semáforo. Una gilipollez que nunca volveré a hacer porque no mereció la pena.

Como resultado, me perdí una exposición en la que estaba interesada, no tuve ánimos de ensayar la exposición, y tuve que dar mil explicaciones a mil personas diferentes sobre por qué había llegado tarde (cuando en realidad, a mi parecer, ¡¡llegaba bastante temprano!!).

Cuando por fin me llegó el turno otra vez, expuse en una sala en la que estaban: los tres miembros del tribunal, mi directora, mi amiga Lydia (que dijo que venía y vino), una chica del siguiente curso que acababa de conocer, un compañero de Ludovica al que le gusta ver lo que hago para luego hacerlo mejor, y más tarde se sumaron un amigo y su novia.

La exposición fue rara. Tengo un gran defecto que algún día será mi perdición. No me preparo suficiente las exposiciones. O sí lo hago, pero luego no hago nada de lo que tenía pensado. Es decir, me había pasado días preparando el power point y las tarjetas, sincronizando las palabras… y luego no miré más que la primera tarjeta y la fastidié en la última diapositiva, que expliqué como si viniera otra detrás, y el tribunal no se dio cuenta de que había terminado hasta mil años después de que hubiera dejado de hablar… un desastre.

Pero por suerte el trabajo en sí debe estar bastante bien porque a pesar de la exposición (aunque los que fueron juran y perjuran que no lo hice nada mal), la siguiente media hora fue un continuo desfile de halagos que nunca en mi vida había recibido.

Como resultado, todavía flotaba cuando me fui con mis padres y Lydia a tomar chocolate al centro comercial que hay frente a la universidad.

Pero como todo, las nubes no duran eternamente. Duró menos de veinte horas.

sábado, diciembre 05, 2009

Para que Amelche no se coma las uñas :P

Desde luego, es imperdonable dejar pasar tantos días para terminar de comentar algo que encima no tiene ni la mitad de emoción de lo que parece.
En mi defensa, tengo que decir que he estado muy ocupada (aunque ahora mismo no recuerdo exactamente en qué), y que llevo desde el martes con anginas, y no he tenido muchas ganas de sentarme a escribir. Aunque he tenido que hacerlo, porque estoy participando en un concurso de relatos que organiza el profe de mi taller literario. Pero eso es otra historia.
Pero mañana o pasado prometo volver y contar la "accidentada" defensa de mi DEA, mi encuentro con Carmen Posadas, los nuevos proyectos, el cine en 3D, las luces de Navidad y todo eso.
Por ahora, me vuelvo al sofá a sobrellevar mi dolor sin quejarme mucho.

martes, noviembre 17, 2009

Víspera del día D (¿día c, o ch?)

Cuando nos enseñaron el abecedario en el cole, antes de la D iba la CH. Pero ahora, según tengo entendido, antes de la D va la C. Por lo tanto, si mañana es el día D, hoy tiene que ser el día C.
Como ven, sigo fiel a hacer cualquier cosa menos lo más importante en las vísperas de mis defensas, y para muestra un botón.
Mañana por la tarde, a una hora sorpresa, porque a nadie le ha parecido importante decírmelo, defiendo mi tesina, mi DEA o, como lo llaman ahora, mi trabajo de suficiencia investigadora.
Sé la ropa que me voy a poner, he elegido entre dos pares de botas, he comprado quitaesmalte para quitarme las uñas negras, y mañana iré a que mi tía me recorte el flequillo, para que no se me quede estilo Tintín si duermo en mala postura esta noche.
Tengo las diapositivas en Power Point casi casi acabadas, y unas cuantas fichas donde ahora copiaré parte de mi discurso por si me quedo en blanco.
Estoy relativamente tranquila en cuanto al tribunal se refiere. Como dije, parto de una matrícula de honor, así que, en principio, no tendría por qué hacerlo mal. Además, tengo controlados a los miembros del tribunal, si no los han cambiado a última hora. Uno de ellos, estuvo en mi tribunal de TFC, y fue el que más nos alabó. Eso a favor. En contra, que es experto en los contenidos del tercer capítulo de mi tesina, y habrá encontrado mil sitios por donde pillarme. O no.
A la segunda persona la conozco poco, pero compartimos mesa en un congreso y le pareció muy interesante todo lo que le conté de mi proyecto. Sobre su tema estrella tengo muy poco en mi trabajo, en el segundo capítulo, y está mencionado casi de pasada, así que no creo que suponga ningún problema.
En cuanto a la tercera persona, ayer tuve la primera noticia de su existencia y, si es la misma persona X sobre la que he estado investigando en Internet, tampoco debe suponerme ningún problema, al contrario, tal vez me diga cómo puedo continuar con mi estudio para la tesis. Es antropólogo o está especializado en Antropología. Al principio del trabajo, como todavía estudiaba Antropología, incluí varias cosas en la tesina, algo de etnografía y cosas por el estilo pero, cuando dejé la carrera, dejé aparcado el tema porque no había tiempo material para pararme a profundizar en cada cosa que me llamaba la atención. Por eso digo que, por su parte, no creo que haya encontrado nada incorrecto.
En definitiva, estoy preparada para aceptar las sugerencias, soy consciente de muchos errores, los conozco y sé cómo solucionarlos... yo creo que irá bien.

jueves, noviembre 12, 2009

Una noche en la ópera

El martes por la mañana viví uno de esos momentos de locura que le dan a todo el mundo: "Hoy no me levanto; estoy demasiado a gusto en la cama, calentita y cómoda; para lo que hay que hacer hoy... ¿a quién le apetecería ir a la universidad a una reunión con la directora del DEA para preparar la exposición del trabajo? Además, no tengo coche, tengo que coger el autobús. Decidido: me quedo a vivir para siempre en la cama".
Por suerte, me levanté. Pillé un autobús directo, nuevecito y muy cómodo, luego esperé a mi directora en el único banco libre al solecico y, en mitad de la reunión, me ofreció escribir un artículo juntas porque está tan impresionada con mi trabajo que me ha tenido que poner una Matrícula de Honor (¡!).
Cuando volvía a mi casa, me tiré del bus en la Gran Vía para hacer una visita a mi amiga Lydia y justo al pisar la calle, me llamaron al móvil para decirme que me habían tocado dos entradas para un concierto, en un sorteo al que me apunté el mes pasado en la biblioteca. Le escribí a Débora, vi a Lydia, dimos unos cuantos saltos en la calle, frente a su trabajo y blablabla. Volvamos al concierto.
Cuando me apunté no sabía ni de qué era; es más, cuando recogí las entradas no sabía ni de qué era. En Internet, descubrimos que era para la ópera Rigoletto. Y así, la segunda entrada, pasó automáticamente a mi padre, que le encantan todas esas cosas, y allá que nos fuimos anoche al Auditorio a ver una ópera por primera vez en nuestras vidas.
Tengo que admitir que Rigoletto nunca ha sido mi favorita, pero... es espectacular.
Cuando íbamos de camino, temía no entender nada y que fuera a durar horas y horas pero, gracias a los subtítulos (aunque a veces me olvidaba de leerlos), entendí casi todo y tampoco duró tanto.
Hay que decir que la historia tiene muchas lagunas y, como todos los personajes de obras tan dramáticas, son demasiado "arrebataos", que decimos por aquí, pero aun así estuvo muy bien. Muy recomendable.

miércoles, noviembre 11, 2009

Manchester Cap.6 Liverpool


Cada vez que pienso en Liverpool estalla en mi cabeza: Can't buy me looove, everybody tells me so, can't buy me loooooove, no no no noooooo.

Aunque en realidad, la canción que sonaba cuando llegamos era Help!, I need somebody, help! not just anybody, help! you know I need someone, heeeeeeeelp!


















Liverpool no se parecía absolutamente en nada a Chester o York; ni siquiera a Manchester.

Cuando bajamos del autobús, un viento huracanado amenazaba con tirarnos al puerto, y para cuando llegamos al Albert Dock (aunque yo siempre seguiré diciendo Albert Duck), empezaba a chispear. A mí el Dock me importaba tres cuartos, estaba muy chulo, pero yo quería salir de allí cuanto antes para cruzar la ciudad y llegar a la exposición de fotos de Cecil Beaton, uno de mis fotógrafos favoritos. Además, después de que en primavera fui a la exposición del Titanic en Madrid, las maquetas ya no me decían nada. "Yo toqué un trozo del Titanic", dije, y de pronto me vi rodeada de mis compañeros, que se dejaban impresionar con nada.

Cuando salimos, empezó la lluvia. El paraguas era inútil, pero por suerte llevaba el chubasquero. Peeero el resto de mi grupo no, así que salimos pitando no hacia la catedral, que quería ver una de nosotras, ni hacia Beaton, sino hacia un centro comercial muy grande, muy blanco y muy seco.

Después de que me sacaran a rastras de aquella enorme sección de chocolates, tiendeamos un poco y fuimos a comer. Y empezó a escucharse una música a lo lejos. Salí corriendo cuesta abajo dejando atrás a medio grupo, que sospechaba que Fernando Torres estaba en el hotel que teníamos a nuestras espaldas, y preferían no moverse, y me fui al puerto (otra vez al Albert Dock), donde estaban celebrando una especie de festival, y visitamos el autobús de la BBC. Estando allí vimos aterrizar en el agua a uno de los buses híbridos que te enseñan la historia de los Beatles por todo Liverpool. La próxima vez, me monto fijo.




Luego fuimos a ver The Cavern, o La Caverna, que es un sitio cutre-chulo. Nos hicimos mil fotos, y salimos a la calle. Y aquello... aquello era la música hecha calle. En cada esquina había gente tocando, y de todas las de tiendas y locales salía música (y no sólo de los Beatles). La gente canturreaba por todos lados y, de pronto, el sol pareció tener más brillo que en todo el viaje.

Más tarde volvimos (¡qué sorpresa!) al Albert Dock, porque allí es donde está el museo de los Beatles. Muy recomendable, excepto para claustrofóbicos histéricos. Al terminar la visita, me compré un par de cosas, entré en el Starbucks del museo y me pedí un chocolat cream y empezamos a andar hacia el autobús, que estaba como a 150 metros.




















Imaginad: yo, con zapatos de verano (es decir, sin calcetines ni botas impermeables), una mano con un batido, otra con una bolsa, la mochila a la espalda, el chubasquero y el paraguas en la mochila... y se pone a diluviar en cuestión de segundos. Y ahora imaginad que no soy sólo yo la que corre bajo la lluvia sin poder protegerse, sino 50 personas.

Reírnos nos reímos...

miércoles, noviembre 04, 2009

Julie & Julia


Anoche fui al preestreno de Julie y Julia, la nueva de Meryl Streep y Amy Adams.
Todavía no sé si me gustó; es de esas películas que me tengo que pensar si me gustan o no unos días después de verlas.
La película cuenta la historia de la cocinera televisiva Julia Child, en los años 40 y de la treintañera-fracasada-en-la-vida, en el 2002. Tanto una como otra estuvieron nominadas en los Oscar del año pasado, aunque claro, para Meryl Streep no tiene ningún mérito, porque siempre está nominada.
El caso es que la película está bien, en general, pero tiene un par de cosas que no me terminan...
Por ejemplo, está dirigida por Nora Ephron, directora de pelis como Tienes un e-mail o Embrujada que, vale, se pueden ver un domingo por la tarde comiendo tostones, pero tanto una como la otra tienen (o no tienen) algo que hace que no cuajen.
Por otro lado, la actuación de Meryl Streep resulta bastante rara, así como si estuviera borracha todo el tiempo. Por supuesto, no es que esté borracha y, de hecho, son esos movimientos casi espasmódicos y ese acento de personaje siniestro de los Simpson los que le dieron la nominación, porque la verdadera Julia era así de rara. Pero claro, ¡en España no hemos visto nunca el programa de Julia Child!
Otra cosa extraña de ver es que por lo visto la tal Julia era una giganta, y por eso cuando Meryl Streep está en una cocina, siempre te crees que está sentada o subida un taburete o algo, y cuando alguien la acompaña en esa misma cocina, la encimera le llega algo más arriba, con lo que nunca sabes si está de pie o qué. Además, se han empeñado en rodearla de personas más bajas, como Stanley Tucci, que unas veces es un gnomo y otras una persona normal (¡y encima hasta mitad de la película no sabes si es estadounidense como ella o francés!).
Para exagerar la altura, también le ponen a Julia unos zapatos descomunalmente enormes. Una cosa es llevar tacones, y otra que te pongas unos zancos y unas plataformas, y a la vez te quejes de que el lavabo es muy bajo.
Pero es que para colmo, cuando la ves sentada en un restaurante con otras personas, se nota un montón que le han puesto otro asiento bajo la falda porque, no es sólo que le veas el cuerpo un tercio más largo que el de cualquier otra persona, sino que en una escena incluso se nota el asiento a través de la falda!!
Y ya para terminar, todo esto tiene como consecuencia que para el papel de la hermana, fruto de exagerar tanto la falsa estatura de Meryl Streep, sí que han tenido que contratar a una giganta de verdad, completamente desproporcionada, que tiene por marido al señor más pequeño del mundo, con lo que todo queda raro de más.

Y ya hablando de otras cosas, Julie decide, por unos u otros motivos que no voy a contar, escribir un blog sobre cierto tema, como un reto, como algo estable en su asco de vida; algo que por fin no vaya a dejar a medio.
Y viéndola recordé la emoción de cuando recibí mi primer comentario, y la sensación de no saber exactamente cuánta gente te lee, si es que te lee alguien, y el estrujamiento mental que supone tratar de escribir cada vez mejor para tus lectores, sean 2 o sean 1000.
Y pensé en el camino que ya he recorrido con el desván y el que queda (si es que queda) por recorrer.
Y decidí que tal vez ha llegado el momento de ir cerrando frentes abiertos y, cuando estén atados y bien atados, empezar un nuevo camino, con un rumbo diferente.


Pdt.: Recomiendo ir al cine con el estómago bastante lleno.

miércoles, octubre 28, 2009

Manchester Cap.5 York




Los sábados hacíamos excursiones de todo el día. El primer sábado fuimos a York.

Si Chester me había encantado sólo tres días antes, cuando llegué a York se convirtió en una birria de pueblo. York es fantástico.

York es una mezcla de ciudad medieval y vikinga, escenario de luchas entre duques y reyes por el poder. Además, había una festival de verano, y todo el pueblo estaba adornado con flores, lleno de gente, bandas de música, tiovivos, pastelerías, y había varias tiendas de osos de peluche (una de ellas con el oso de peluche más grande del mundo y una tetería en el piso de arriba). En definitiva, todo lo que yo consideraba típicamente inglés (¡por fin!).




En York teníamos que ver The Shambles, unas calles muy muy estrechas, donde casi no hay luz, donde hay demasiada gente parloteando demasiado alto, y en las que no te puedes quitar de la cabeza que en la Edad Media circulaba por ese mismo suelo toda clase de... cosas, compartiendo acera con grandes piezas de carne, conservadas al fresco. Pero es bonito verlas.


Además, el pueblo estaba lleno de cementerios de los que me gustan, esos de lápidas verdes y torcidas, donde podría estar enterrado cualquier personaje de Jane Austen. Uno de ellos incluso era la terraza de un bar! Increíble.


En fin, que fue uno de los mejores días de todo el viaje, a pesar de que estaba bastante mala, cosa que me sirvió para comprar las aspirinas más baratas de mi vida (16 aspirinas por 16 peniques!!) y como excusa para tirarme en todos los parterres de césped que veía por ahí.

martes, octubre 20, 2009

Esto no es lo que yo había planeado para mi primer día de vacaciones

¿Qué se puede hacer en la universidad para matar el tiempo (¡qué cosa tan fea!) cuando ya has terminado (por fin!) tu DEA y has ido a recogerlo pero no lo han encuadernado todavía y descubres horrorizada que te queda una hora hasta que puedas recoger a tu hermana y te vayas a tu casa a seguir descansando o caer en coma directamente, fruto del agotamiento mental y físico de los últimos meses, en especial las últimas semanas y, sobre todo, los últimos días?
Nada. Una vez has mirado el correo, el tuenti, el facebook y el reader, ¿qué más te queda? Nada.
JOp. Me aburro. Me aburro y aburrirse no es una buena manera de empezar mi recién estrenada edad: los 21 (bis). No es justo.
Tengo sueño.

domingo, octubre 11, 2009

Manchester Cap.4 Chester

Como decía hace casi un mes (¡!), por suerte, no estábamos todo el tiempo en Manchester.

La primera salida fue a Chester.
Antes de ir, Charlie, nuestro profe, nos enseñó algunas cosas de Chester. Por ejemplo, que fue fundada por los romanos, y por eso tienen el anfiteatro permanente más grande de Gran Bretaña, capaz de acoger a 7000 personas. Una chufa. Es muy bonito y todo eso, todo rodeado de verde y con niños jugueteando por los alrededores, pero como anfiteatro romano, habiendo visto los que tenemos en España, es una chufa. ¡Es muy pequeño!




También íbamos a ver el Eastgate Clock, que se hizo en 1897 para celebrar el aniversario de la reina Victoria (que es mi fans, como diría mi amigo Yosua). El reloj sí que me sorprendió; sólo por eso ya merecería la pena ir a Chester. Bueno, por eso... y por los muñecos de jengibre y todas las galletas que había por allí, mmmmm. Galletas con chocolate, con adornos de colores, con brillantina, de todas las formas y tamaños, mmmm galletaaaaaaaasss!!!


Otra cosa que merece la pena es la catedral, que es impresionante, aunque nos quedamos sin entrar, porque era bastante cara, y sólo estábamos en el segundo día del viaje. Normalmente me repatea no entrar a los sitios pero, la verdad, las iglesias, catedrales y demás de por allí son bastante parecidas unas a otras, así que...






Fue en Chester donde vimos por primera vez un cartel que había por todas partes, que prometía mucho, y que en realidad no llevaba a ningún sitio: DIVERSION.
Y como no habíamos gastado tiempo en la catedral, nos fuimos a dar una vuelta por el río Dee. Una vuelta mucho más intensa de lo que yo necesitaba. Es un río navegable, así que estaba el barco de Mark Twain, el de Lady Di... todos muy grandes, muy estables y con bar. Así que cuando uno de los profesores nos enganchó a mi hermana, a otro chaval y a mí para dar una vuelta en barco, me pareció bien. Peeeeeeeero, él no se refería exactamente al crucero, sino a unas barcas a pedales. Por supuestísimo, me negué a pedalear, así que le tocó a mi hermana, por tonta, y al profesor, y yo me dediqué a grabar en vídeo unas imágenes muy bonitas que no se pueden ver porque no apreté el botón correcto de la cámara.

Lo que sí que tengo grabado es el momento en el que me pongo a gritar como una loca y a decir todo tipo de burradas como si me hubiera poseído la niña del exorcista porque a alguien le pareció muy gracioso balancear el bote hasta casi volcar.

Al final no volcamos, me mantuve alejada del agua hasta Lake District (la última excursión), y no volví a acercarme a ese profesor en todo el viaje (por suerte no me daba clase).

miércoles, septiembre 23, 2009

Manchester Cap.3 Libros

Estaba remoloneando un poco por el ordenador porque iba a acostarme, pero luego he pensado estudiar otro rato, pero luego he pensado que estoy hasta las narices de la tesina, y que últimamente no hago otra cosa… y el caso es que he encontrado un post antiquísimo, del 14 de enero de 2007, en el que escribía sobre Orgullo y prejuicio. Amelche me comentó que había comprado una copia en inglés cuando estuvo en Manchester y me ha hecho gracia encontrarlo precisamente hoy, que me ha vuelto a hablar de ese viaje en los comentarios de mi último post. Así que abrimos nuevo capítulo.

Libros.
Una tarde de primeros de julio fui con mi madre a casa de una amiga suya que tiene una casa en el campo con piscina. Salió el tema de mi viaje, y otra amiga suya que también estaba allí dijo que en sus viajes al Reino Unido lo que compraba eran libros. ¡Libros! ¡Cómo no se me había ocurrido antes!? Libros. Y esa es mi historia acerca de por qué mi equipaje de mano estaba casi vacío y mi maleta era la menos pesada de todo el grupo cuando volamos a Manchester.

Enfrente de la universidad, casi en la misma puerta de la BBC, había un gran puesto callejero de libros, de esos que me gustan tanto. Allí hice mis primeras compras: The violet book for girls, por tres libras, y My Christmas book of Stories & Carols, por 50 peniques. Muy buena compra, sobre todo por el primero, que tiene casi 100 años, y que fue un “Prize awared to Ida Wilson for conduct, progress at attendance at Bilcon C Inf’ School”. Nada más que por eso ya merece la pena, ¿no? Si Ida Wilson levantara la cabeza…

Luego vinieron los demás (muy pocos para ser yo): Emma, de Jane Austen, y un libro para mi madre y otro para mi padre, en York, por 8 libras en total, en una librería (de libros nuevos) de York, Rumpelstinskin (¿está bien? Nunca he sabido escribirlo), por una libra, en un súper de mi pueblo para mi primo pequeño, y un diccionario Collins (sólo en inglés) en el Arndale (Ándale para nosotras) del centro, por 49 peniques, firmado por mis amigos. Yo quería el grande de tapas duras, que era sorprendentemente barato y no pesaba mucho pero, además del peso, está la cuestión del tamaño, así que…

Ahora me arrepiento de no haberme traído más.
21.9.09 23:56

miércoles, septiembre 16, 2009

Manchester Cap.3


14.9.09


Uno de los suvenires más buscados por mis amigos era una camiseta/taza/imán/llavero que ponía I (corazón) MCR. Desde el segundo o tercer día allí supe que yo no, yo no amaría Manchester. Aun así me traje una postal por aquello de Mass Communication Research. Si el que no se conforma es porque no quiere…


Manchester.


Antes del viaje, me entretuve algunos ratos mirando la ciudad en el google earth y no encontré gran cosa. La catedral es bonita, el ayuntamiento impresionante, gigante y precioso, y hay muchos edificios bonitos. Además tenía una noria de 60 metros plantada en el centro de la ciudad.
Pero no sé qué había en el ambiente que no me terminaba de cuadrar. No es la ciudad europea, ni siquiera inglesa que yo imaginaba. Bien podía haber sido un barrio chungo de Chicago. Todo son franquicias norteamericanas, tiendas de comida mega-basura… Además todo era desorden aquí y allá. Entre otras cosas, la circulación, la ropa de invierno en verano (incluso cuando hacía calor), y gente haciendo cosas que no son lo normal.

Por ejemplo, los únicos estudiantes que quedaban en la universidad nunca hablaron con nosotros, nunca compartían ascensor, tenían un sitio a parte en la cantina y estudiaban en otra planta. Eran mujeres vestidas de negro de arriba abajo, completamente, cara y manos incluidas, que siempre iban acompañadas por un hombre. No me cuadraba que fueran a la Universidad pero llevaran tapados hasta los ojos. Y así otro montón de cosas. Desde las tres religiones que me ofrecían todos los días en la calle más comercial, o las iglesias reconvertidas en pubs, hasta los taxistas que no hablaban inglés y que no te sabían llevar a ningún sitio sin que les dieras el post code, pasando por gente con el valor de mezclar unos leggins de cebra con un vestido de leopardo, todo aquello me desconcertaba.


En cuanto a la ciudad en sí, tiene trozos muy muy feos, pero otros bastante bonitos, como el Triangle, que es donde está la noria, plaza en la que se mezcla lo más nuevo y lo más antiguo. Centros comerciales de cristal y hierro frente a pubs casi medievales y la catedral. Esto es así porque el IRA tiró una bomba (o las que fueran) y se vino todo abajo menos un buzón de correos, así que los mancunianos construyeron una bonita plaza.
Pero sobre Manchester seguiré otro día. Además, por suerte, también nos sacaban de allí...

jueves, septiembre 10, 2009

Manchester cap.2 Las clases

8.septiembre.09
Al día siguiente, mi hermana y yo tomamos nuestro primer 42A para ir a la universidad. Allí conocimos a dos chicas de Cáceres que estaban haciendo el mismo curso pero con la beca del MEC y ya llevaban allí una semana, así que no nos perdimos ni nada.
Llegamos, nos hicieron un examen y nos repartieron en clases.

Las clases.
En mi clase había otro chico de 23 años, dos de 21 y, el resto, de 19 a 15 años. Resultado: un caos total. Yo ya soy muy mayor para ir con gente de 15 años. No nos hacen gracia las mismas bromas, no hablamos de los mismo y no tenemos el mismo concepto de mispadresehangastado800euracosparaquevengaaaprenderinglés.
La mayoría se pasaba un cuarto de hora para hacer un ejercicio y el resto se lo copiaba de otro que hubiera terminado antes (normalmente yo). Una era especialmente cargante porque decía: “María, ¿qué has puesto en la 2? ¿Y en la 17? ¿Y en la diez? ¿Y en la…?”. Al cabo de tres minutos y 20 preguntas tenía las 20 respuestas de fonética.

A la hora de corregir pasaba algo que no había visto, no desde el instituto, sino desde los primeros cursos de la primaria. El profesor leía la pregunta y nosotros decíamos la respuesta. Hasta ahí normal. Pues bien, en mi clase estaba el proclamado “líder del grupo”, del que hablaré otro día, y una niña de 15 años, de las que hablan todo el tiempo. Los dos juntos eran una mezcla que saturaba a cualquiera. En el momento que cualquier compañero de la clase contestara antes que ellos, ya te podías olvidar de contestar nada, porque iban soltando todas las respuestas antes incluso de que el profesor preguntara.

Otro tanto sucedía para salir a la pizarra; sólo salía quienes ellos decidían. Los dos primeros días. Al que hizo tres me aburrí de ellos, me senté en primera fila y me tiraba como una loca a la pizarra hasta dos o tres veces por ejercicio. Luego hubo que hacer una revista: ganamos. Un concurso de arriba el lápiz: ganamos.

Y así, gracias a esos dos pesadicos, regresé a lo que habían sido mis años del cole: un aburrimiento total. Escuchaba lo que decía el profesor, al que milagrosamente entendía perfectamente, y luego desconectaba y hacía mis ejercicios. Y cuando terminaba seguía con los siguientes, y los siguientes… y luego pensaba en las musarañas hasta que el profesor explicaba otra cosa. Y vuelta a empezar. Si me hubiera esforzado más en el examen, me habrían puesto en el siguiente nivel y todo hubiera sido muy diferente.

Resultado tras el examen final del curso: junto con otra chica, las mejores notas, no de la clase, sino de todo el nivel intermedio: Excellent en pronunciación, escritura y participación.
Lo mejor fueron algunas de la clase de mi hermana que salían diciendo: “bueno, por lo menos me han puesto dos fail, que es aprobado”. Sí, nena, aprobado y con nota.

viernes, septiembre 04, 2009

Manchester cap.1 Congoja

Aprovecho un ratito libre para empezar mis aventuras por Inglaterra.

Con lo poco que me gustan a mí las despedidas, vinieron mis padres y mi tía a dejarnos a mi hermana y a mí en el autobús que nos llevaba al aeropuerto. Llegamos, facturamos, un viaje muy normal (a pesar de ser la primera vez de la histérica de mi hermana), aterrizamos en Manchester, esperamos como una hora hasta que vino otro autobús que nos dejó en el aparcamiento del Tesco, donde iban a recogernos las familias.
La familia
En la reunión nos dieron una hoja para poner alergias y demás, y mi hermana escribió en la suya y la mía que era de vital importancia que fuéramos en la misma casa. "Lo hago por ti", decía. ¡Un pijo! Lo que quería era una chacha para tirarse un mes de vacaciones. Pero ese es otro tema.
El caso es que tanta suerte tenemos, que nos tocó la misma señora que acogió a mi prima y a su prima el mes anterior. Unos días antes, fuimos a su casa y nos la estuvo criticando. Que si la comida, que si esto, lo otro... Así que me entró mala leche cuando vi que era la misma Mrs. Elaine Clulow.

Vino a recogernos a eso de las 6 en un coche diminuto y lleno de zapatos, así que yo misma llevaba encima mis maletas. Mientras, mi hermana, sentada de copiloto, se deslizaba hacia delante y hacia atrás en cada frenazo que daba porque el asiento no se quedaba fijo. Elaine empezó a parlotear, mi hermana me miró, la miró a ella y le dijo su única frase en inglés hasta dos semanas más tarde: "I not understand. Talk with my sister". Tengo que admitir que el viaje fue bastante terrorífico. Era la primera vez que me montaba en un coche conducido desde la derecha. Además, Elaine se giraba completamente para hablarme durante varios segundos, y utilizaba el retrovisor para mirarse en el espejo.

Al llegar no mejoró demasiado: la casa era terriblemente pequeña, y yo soy muy grande. Los pies, calzados en unas botas de montaña por aquello de si llovía no me cabían en los miniescalones enmoquetados, la maleta era grande y pesada... casi me cargo todas las fotos de la pared.

Inmediatamente después de ponerme las zapatillas para no morir el primer día, bajamos a cenar. "Os he hecho sopa" decía. Mentira. Aquello era de todo menos sopa. Estaba bueno, vale, ¡pero no era sopa! La sopa, de toda la vida de dios lleva, por lo menos, caldo. Ingredientes: todas las verduras del mundo y pollo. Bueno, pero no era sopa. Era puré; corrijo, era una fuente de puré, que mi hermana no se terminó, y tuve que empezar a dar explicaciones por ella del tipo: "sí, si me ha dicho que le encanta, pero es que no puede comer más, es que no le cabe, es que está cansada...".
Iba a ser un viaje muuuuuuy largo.

martes, septiembre 01, 2009

Sólo un saludo

Jelouuuuu a todos!!
Sigo vivita y coleando, he desterrado el jetlag de mi pobre cuerpo y he terminado este mes de comer guarradas con sólo un kilo más (yuju!). Llevo en la maleta (una maleta que, por cierto, todavía espera que termine de vaciarla) un montón de libros, recuerdos, cosas chulas, fotos, vídeos y amigos.
Pero ahora queda lo más difícil: después de un mes y pico sin pisar la habitación hay que darle un buen repaso y, como al final me prometí ser responsable porque no pude llevarme el ordenador, ahora toca hincar los codos a tope. Así que, un saludo y hasta la vista!!

Pdt.: Gracias por las postales! Yo os mando algo desde aquí, porque acabé con todo mi dinero algo antes de lo esperado y el correo inglés es muy caro.

jueves, julio 30, 2009

Compartiendo acera con un señor que no conozco, ante la verja de una biblioteca cerrada porque por lo visto hoy es fiesta

La Torre, 29 de julio de 2009
Jelouuuuuu a todo el mundo:
Escribo ahora porque no sé si esta tarde voy a encontrar wifi o si voy a poder entrar desde la biblio. Es más, ni siquiera sé si podré ir a la biblio.
Falta menos de una semana para que me vaya a Inglaterra y todavía me queda un millón de cosas por hacer. Y dudas. Muchas dudas:
¿Entenderán mi inglés? ¿Me pisará un coche por ir por el lado equivocado de la carretera? ¿Podré usar mi móvil? ¿Le caeré bien a mi nueva familia? ¿Llevaré la ropa adecuada? ¿Me podré llevar el portátil?
Un montón de dudas que, al fin y al cabo, tampoco son tan importantes. Como le decía el otro día a mi padre, no me preocupa nada; para bien o para mal, llevo a una socióloga en potencia dentro y estoy deseando enfrentarme a esa comida que tienen allí y que dicen que es asquerosa. Estoy deseando aprender a cocinar con mantequilla churretosa, a comer ese horrible pastel de riñones, beber cerveza caliente y tomar el té a todas horas con el dedo meñique estirado.
Al fin y al cabo, llevo toda la vida preparándome para esto. He leído a Shakespeare, Dickens, Rudyard Kipling (que nació en la India, creo, pero era colonia inglesa), Jane Austen, Daphne du Maurier, Agatha Christie y J.K. Rowling, he visto el Orgullo y Prejuicio de la BBC, y una de mis películas favoritas es Love Actually, así que creo que no me costará trabajo.
Yo creo que lo más difícil será el horario, porque últimamente, entre pitos y flautas, rara vez me duermo antes de las dos y pico, y allí se acuestan bastante antes. El otro día convencí a mi padre para ir a cenar fish and chips a The Anchor, que es un bareto inglés que hay en El Pilar. Pues bien, llegamos a las 9 menos cinco… y llevaba cerrado casi una hora!!!! Pero bueno, creo que hasta eso lo superaré.
Lo peor es la cuestión del ordenador. Necesito mi ordenador para seguir con la tesina, no me puedo permitir el lujo de estar tres semanas a la bartola (bueno, una bartola relativa, puesto que tendré clases en la Universidad Metropolitana de Manchester todos los días)… ¿o sí? Si fuera una persona más responsable me lo dejaría sin pestañear. Pero cuando vuelva, quedará una semana de agosto en la que está el cumple de mi prima y el santo de mi primo y mi tío. Y justo después, empieza la feria de septiembre… Y a finales de septiembre entro en una vorágine de fiestas, cumples y chuches que se prolonga hasta Navidad… ¡¡y tengo que entregar la tesina a mitad de octubre!! Tengo que llevármelo.
Lo que pasa es que el condenado pesa como unos mil kilos, y me han dicho que a la vuelta me lo tienen que repasar en la aduana. ¿Qué van a hacer, copiarse mis archivos o qué?
En fin, nenes, hasta más ver.
María.

jueves, julio 16, 2009

Hasta pronto

Queridos queridos:
Como cada año me retiro unos días a la playa porque aquí ya no se puede estar. Eso significa que, en lugar de mi cama, donde con el ordenador hace un calor que te mueres, trabajaré en mi tesina hasta las 2 de la madrugada en el porche de mi casa, ¡eso sí que es vida!


Además tengo una buena noticia: en menos de tres semanas abandonaré el país por una temporada. Pero como diría Ende, eso es otra historia que será contada en su momento.


Me pasaré a saludar siempre que el wifi de la biblioteca me lo permita.

¡Feliz verano!

jueves, julio 09, 2009

Pongamos que hablo de Madrid IV (ya es el final, lo prometo)


El chisme llegó y nos dejó tiradas en el monte. Según la de las entradas, teníamos la parada de Lago a 20 minutos. ¿20 minutos en qué dirección, cacho perra? Después de llorar para mis adentros durante un rato, tiré para abajo en dirección al parque de atracciones, porque sé que desde el metro se ve la entrada. Pero eso estaba muy lejos. Por suerte, en Madrid son muy quejicas con eso del calor y lo de las altas temperaturas que daban por la tele era una exageración, así que al menos no morimos asfixiadas. Anduvimos durante mucho rato, horas, semanas, años, dos vidas, y llegamos a la verja del parque, que estaba entreabierta y nos colamos. Mi prima tenía miedo por si nos pillaban y yo rezaba para que lo hicieran… y nos pillaron. El hombre nos dijo que si seguíamos bordeando el parque llegaríamos a Batán, que está a tomar por saco de la parada que buscábamos. Seguimos las instrucciones, y tres años después encontramos las vías del metro, que por esa zona va al aire libre. Por desgracia hay una valla muy alta, así que no me pude tirar, que a esas alturas de la vida era lo que yo quería. Un rato después, llegamos al metro. En total, tres cuartos de hora interminables triscando por la Casa de Campo. Por supuesto, no llegamos a comer con Ludovica.


El plan de la tarde, una vez descartada cualquier cosa que yo quisiera hacer, era bien sencillo: unas compras muy muy puntuales en la Gran Vía (un libro que llevaba años esperando a que saliera en español y que por fin había visto esa mañana, y una botella de agua pija para mi hermana), Reina Sofía, Tyssen y Prado, y cena en la Plaza Mayor.


Por la Gran Vía vimos a uno de Aquí no hay quien viva, y en el Vips mi prima reconoció a un actor de Yo soy Bea, que le gusta un montón. A pesar de que llevaba todo el viaje diciéndole “aprovecha y haz lo que quieras, que lo que pasa en Madrid se queda en Madrid” no se atrevía a acercarse a pedirle un autógrafo ni foto ni nada, así que tuve que ir yo, que ni me iba ni me venía y decirle: “disculpe, ¿le importaría hacerse una foto con mi prima, que tiene una vergüenza que se muere?”. Les hice una foto con mi móvil nuevo y le solté: “infinitas gracias”.


Cuando llegamos a la puerta del Tyssen, mi prima se paró y estuvo como 10 minutos decidiendo a cuál quería ir primero. Por mi parte, pasaba totalmente del Reina Sofía, tenía bastante interés por el Tyssen y veía obligatorio ir al menos a lo de Sorolla del Prado porque el resto lo he visto ya dos veces. Al final, decidió que sólo íbamos al Prado. Llegamos, hacemos cola, le doy mi tarjeta del paro a la de las entradas y, por suerte, quedaban 6 para ver a Sorolla. Empieza a gestionar la entrada de mi prima, nos cuenta nosequé y, entre pitos y flautas que me importaban un bledo, se terminan las entradas y me quedo sin ver a Sorolla. Y va y me dice: “Anda, qué fallo, pensaba que al habértela marcado no la podían coger. ¿Te importa venir otro día?”. “Pues hombre, me pilla un poco lejos”, le digo. Y no sigo con la conversación porque de recordarlo todavía me cabreo más.


Al entrar le expliqué a mi prima que había muchísimos cuadros, que quedaba una hora para cerrar y que había que elegir salas porque no daba tiempo a todo. No sé por qué, la tía no me hace puñetero caso y no se cree lo que le digo, así que entramos… y media hora más tarde habíamos terminado de ver la primera sala. “Carmen, te lo digo enserio, vamos a ver a Goya y Velázquez, que nos echan sin que los hayas visto”. Y nada, ella empeñada en leer cada nota de cada cuadro. Pues eso, nos echaron. Por más que corrimos delante del segurata, al final nos quedó bastante por ver. ¡Pues todavía va y se enfada porque no nos había dado tiempo!
Nos sentamos en el césped a tomar el fresco, como toda la gente que había salido con nosotras, a decidir lo que íbamos a hacer para la cena:
-¿Vamos a tal sitio a cenar nosequé?
-No, si no tengo hambre.
-Ya, pero para cuando lleguemos sí tendrás. ¿Vamos?
-Lo que tú quieras.
-¿O este otro?
-Lo que tú quieras.
-¿Vamos a la Plaza Mayor y nos tomamos un bocata de calamares?
-Yo no, pero si tú quieres…
-¿Vamos y tú te pides otra cosa?
-Vale.
Esa era la conversación textual. Una hora después, fui capaz de traducirla:
-¿Vamos a tal sitio a cenar nosequé?
-No.
-Ya, pero para cuando lleguemos sí tendrás. ¿Vamos?
-No.
-¿O este otro?
-No.
-¿Vamos a la Plaza Mayor y nos tomamos un bocata de calamares?
-No.
-¿Vamos y tú te pides otra cosa?
-Atrévete, que verás.

Como en ese momento todavía no sabía lo de la traducción, allá que fui, súper contenta con la idea de que por fin nos fueran a dar más de las 10 en la calle. Así que: caminata, metro, paseo, y llegamos a la Plaza Mayor. Atención ahora, porque es cuando se nos cruzaron los cables a las dos:
-¡Anda! Una feria africana, ¡vamos a verla!
-No, hay mucha gente y me agobio.
-Bueno, pues vamos a elegir un sitio para cenar.
-¡¿Qué?! ¿Qué no sabes dónde vamos a cenar?
-Vamos a elegir; los bares están por todos los bordes de la plaza.
-Cuando has dicho de venir creía que sabías el sitio exacto.
-Su hubiera sabido el sitio exacto te habría dicho: “vamos a casa Fulanita”, pero te he dicho “vamos a la Plaza Mayor”, ¿verdad?
-Pues no voy a dar un paso más.
-¿Que qué?
-Que no voy a ningún lado, estoy cansada.
-Carmen, hemos llegado hasta aquí, y aunque nos fuéramos ya, tenemos que volver a andar hasta el metro, y aun así tendremos que cenar algo!!!!! Vamos a sentarnos, y en una hora nos vamos.
-Como sigas así te digo que me lleves a la estación y me voy.
-Como sigas así te dejo en el hostal y me voy por ahí sin ti. Además, que te has creído que voy a coger ahora dos metros para llevarte a ti a la estación.
Seguimos así un rato, hasta que le dije que a partir de ahí mandaba única y exclusivamente ella, que me dijera exactamente lo que teníamos que hacer, que yo no tenía ganas de discutir y fastidiar todo el viaje al final.

Llegamos a nuestro sitio, cené el nosequé de nosedonde que había propuesto al principio, y vi la tele hasta tarde. Seguimos lanzándonos puícas toda la noche y a la mañana siguiente nos vinimos. Ya en el tren, como tengo la feísima costumbre de leer periódicos que tiene otra gente, me enteré de que se había muerto Michael Jackson. Por supuesto, no se lo creyó, y tuve que ponerle la radio del móvil para que lo escuchara ella misma.


Y ya está. Me ha llevado bastante rato y voy a necesitar varios posts para que no os aburráis, pero por fin he conseguido contar entero uno de mis viajes a Madrid. En contra de lo que pueda parecer, mi prima y yo nos llevamos estupendamente y nos lo pasamos bien. Me habría gustado hacer otras cosas, pero… es lo que tiene viajar acompañada, que hay que mirar por dos y dar el brazo a torcer muchas veces. Supongo que podré escaparme un par de días en septiembre antes de que quiten la exposición; la tienda, si merece la pena, seguirá ahí; habrá más musicales para ver…
Próxima parada: ¿? Otro día.

miércoles, julio 08, 2009

Pongamos que hablo de Madrid Cap.III

El día siguiente fue increíblemente largo y surrealista. Fuimos a desayunar a La Mallorquina, y salimos hacia el Retiro por Alcalá. Al ver el estanque, mi prima propuso que alquiláramos una barca pero hay veces en las que hasta yo tengo que pararme a pensar: yo, que soy una persona torpe +ella, que también tiene sus ratos torpes + una barca + en un estanque enorme + remos + 20 kilos de diferencia entre una y otra (muy poca estabilidad entre proa y popa) + mucha gente mirando. No sé a vosotros, pero por más que lo sumo siempre me da un capuzón en agua verde. Así que nos subimos en un barco solar… que iba a -10 km/h. Sí sí, a -10. Parecía imposible que nada en toda la Tierra pudiera ir más despacio. Estos madrileños… con eso de que no tienen playa se lo tragan todo. Pero bueno, se estaba bien.

Seguimos nuestra excursión hasta eso que llaman La casita del pescador y que me parece el rincón más adorable de todo Madrid. En el Palacio de Cristal, justo enfrente, había una exposición. Atención: ¿Son humanos los animales? Cosas expuestas: una rata gigante y un oso panda de peluche colgados del techo, y un par de altavoces de los que de vez en cuando salía algún tipo de ruido. Demasiado posmoderno para mi gusto.
La siguiente parada era el teleférico. Yo tenía las mismas ganas de comerme una mano que de ir allí pero: “Pobretica, vamos a hacer lo que dice, que está muy ilusionada”. Caminata, metro, caminata, y fuimos. Faltaba menos de un cuarto de hora para cerrar, así que teníamos que hacer el viaje de ida y esperar hasta las tres para volver. “Carmen, mira que esto te deja tirá en medio de la Casa de Campo; que nos van a quitar hasta los planos; para qué quieres subirte si no vamos a ir al parque de atracciones; que no nos va a dar tiempo de comer con Débora; que no me apetece…” Aun así, y a pesar de que creo que hasta hice pucheros, mi prima insistió (¡y en la feria ni siquiera se monta en la noria!) y nos embarcamos en una cabina a 45 metros sobre el Manzanares. Tengo que admitir que la vista es chula pero puedo prometer y prometo que pasará mucho, muchísimo tiempo, antes de que me monte otra vez. Y no fue por la altura, sino por lo que vino después.

martes, julio 07, 2009

Pongamos que hablo de Madrid cap.III

Seguimos nuestro camino hasta el tiovivo de la calle Serrano pero, como no podía ser de otra manera, lo estaban cerrando justo cuando llegamos a él. Antes de llegar, nos cruzamos con Ana Torroja, que venía de comprar en el Corte. No nos paramos a hacerle una foto ni nada porque, personalmente, Ana Torroja me da un poco de miedo.

Cogimos un metro hasta la Plaza de Castilla para ver las Torres Kío, y fue donde empecé a mirar un poco mal a mi prima. La cosa era más o menos así: metro hasta las torres y andar hasta el Bernabeu (¿para qué querrá nadie ver el Bernabeu?), o metro hasta el Bernabeu y andar hasta las torres. Yo, ilusa de mí, pensaba que era mejor ir a las torres cuanto antes, que sería lo que más ilusión le iba a hacer. Las vimos, anduvimos un buen rato hacia el sur, y decidí que íbamos a coger un autobús y a ver el estadio desde el bus, porque total, para lo que había que ver… Además, ya eran más de las 9 y media y todavía había que pensar algo para la cena. ¡¡ERROR!! Mi prima quería ver el estadio y las torres se la traían floja. Pero claro, eso no te lo dice en el momento, no; se espera y luego te lo echa en cara.

En el plan que había trazado días antes, una parte de ese día o esa tarde teníamos que dedicarlo al barrio de La Latina e ir a una serie de tiendas que había encontrado en una guía. Además, también teníamos que haber ido al teatro a comprar entradas para esa noche para La importancia de llamarse Ernesto, como alternativa a un musical, que a ella le parecían demasiado caros. Pero me quedé con las ganas. Fuimos al hostal, vimos la tele y dormimos.

viernes, julio 03, 2009

Pongamos que hablo de Madrid cap. II

Después de comer, cometimos el primero de los grandes errores del viaje: seguir el plano para ver el templo de Debod. Eso es algo que nos hubiera llevado 15 o 20 minutos desde donde estábamos pero, como ya he dicho, yo seguía el plano. Últimamente he mejorado bastante mi orientación porque he descubierto el truco: soy muy buena “encontrando” lugares, siguiendo direcciones y memorizando cosas que hay que ver por el camino, pero soy pésima si pretendo ir calle por calle exactamente como marca el plano. Así que dimos todos los rodeos posibles y, después de casi una hora, llegamos al Maldito Templo (como será conocido ya para siempre). Cuando ya estábamos llegando, casi me parto una pierna con un pilón, pero no lloré, y seguí adelante (o arriba porque, encima, el Maldito Templo está en alto!!). Muy chulo. Pero para cuando llegamos, ya habían cerrado y no abrían hasta una hora y pico después así que… para abajo.

Tiramos hacia el hostal, discutí con mi prima porque quería ir en metro y yo le decía que teníamos que andar más bajo tierra que por la calle… y gané. Descansamos un rato y salimos otra vez a la calle.

Se empeñó en que la llevara a Tiffany’s. Seguramente lo hizo por agradarme, pero lo cierto es que ¿para qué iba a volver a Tiffany’s? Además, en diciembre no entré porque iba calada hasta los huesos y en sitios así no dejan entrar a gente que no es capaz de coger un paraguas un día que amanece completamente nublado y a sus dos compinches (Ludovica y Ginés), igual de mojados. Y ahora, francamente, una falda-pantalón tampoco me parecía lo mejor para llegar allí y decirle al que le hubiera tocado a suertes atenderme: “Deme lo más barato que tenga siempre que no pase de 60€”. Pero fuimos, seguimos las indicaciones de gente muy amable (en contra de la opinión de Ludovica acerca de los habitantes del barrio de Salamanca, que casi le sacan los dos ojos cuando fuimos en diciembre), y llegamos al escaparate.

jueves, julio 02, 2009

Pongamos que hablo de Madrid cap.I

Aprovecho que tengo un rato “libre” para contar el viaje, porque siempre digo que lo voy a hacer y al final nunca cuento nada, como en los programas de la tele.

Este viaje tenía cuatro objetivos muy sencillos: asistir a un espectáculo musical/teatro o incluso cine, ver la exposición de Sorolla en el Prado (el viaje empezó a tomar forma cuando la vi en las noticias), ir a una tienda de objetos de rodajes que hay en La Latina, y visitar a Débora. De los cuatro, adelanto desde ya que sólo conseguí una hora con Débora.

Llegamos a Madrid a las 10 de la mañana, tomamos el primer metro y llegamos al hostal, el mismo donde estuve en diciembre el último día que estuve allí con mi primo. Está realmente bien situado, justo enfrente del Caballero de Gracia, es decir, prácticamente enfrente del edificio de Telefónica. Cuando fui con mi primo el sitio me pareció estupendo pero ahora, con más perspectiva, tengo que decir que no sé si es el mejor al que podríamos ir, ya que hace esquina con la calle Montera, así que nuestras vecinas (muy simpáticas) se pasaban el día entero en la calle, no sé si me explico.

Total, que dejamos todo y nos fuimos a recorrer mundo. La primera parada, lógicamente, fue la Puerta del Sol. Una gran desilusión, por cierto, porque si ya de por sí sólo he conocido Madrid en obras, ahora con lo de la E está peor que nunca. Pero al menos entré por fin al edificio, para ver una exposición de fotos.

Seguimos por Arenal, y llegamos al Palacio de Oriente. Le dije a mi prima que quería entrar a ver una exposición (y el palacio, porque no he podido entrar ninguna vez), pero no le apetecía hacer cola, así que nos bajamos a los Jardines de Sabatini, donde disfrutó como una enana, porque le encantan los jardines y las fuentes.

Como la pobre Ludovica está trabajando al final de la Gran Vía, casi en la Plaza de España, y no se pudo venir de excursión, quedamos para comer con ella. Como se enfada mucho si llegas tarde, fuimos a asegurarnos de saber llegar al sitio donde habíamos quedado, y aprovechamos para ver a Don Quijote y Sancho Panza, que tampoco los había visto nunca. Encontramos el sitio y, como quedaban mil horas para comer, nos fuimos por la Gran Vía.

martes, junio 23, 2009

Me voy otra vez

Nenes, la menda se va a Madrid otra vez.
Resulta que cuando fui con mi primo, mi prima se quedó con las ganas, así que le dije que si lo aprobaba todo nos iríamos ella y yo solas. La verdad es que fue una promesa un poco tramposa por mi parte, ya que mi prima siempre saca sobresaliente en todo, así que me aseguraba un viaje.
Pero tranquilos, porque el viernes ya estaré de vuelta para contar la experiencia de dos días recorriendo Madrid a pie con mi prima de 13 años. Seguro que lo pasamos muy bien.

miércoles, junio 17, 2009

(Otra vez se me ha olvidado el título)

Siempre me he caracterizado por ser una auténtica bocazas pero, últimamente estoy cambiando mucho, y eso es una de las cosas que estoy perdiendo.
Ya digo, como era muy pero que muy bocazas, ahora sigo siéndolo un poco, pero la diferencia se nota.
Llevo varios días que mi boca permanece cerrada después de oír cosas rarísimas (¡si contara las barbaridades que me han dicho últimamente!). Debe ser por la falta de costumbre de hablar. Como apenas hablo a lo largo del día, ahora tardo más en contestar. O a lo mejor es sólo sensatez.

También ha mejorado mi capacidad de abstracción; ya no oigo los ruidos de la calle, ni de las obras, ni de las cuerdas de tender.
Y he conseguido apartar las cosas que me podrían hacer algún daño. ¿Que no me dan la beca?Es igual, era de esperar. ¿Que no tengo plaza para Manchester? Es igual, a lo mejor puedo ir a otro sitio. O pasarme esas tres semanas en la playa tirada en la cama oyendo al vecino de atrás cantar alguna canción de la que sólo se sepa cuatro palabras. ¿Que les digo a unas amigas que he avanzado con el DEA pero ellas siguen hablando de lo largo que llevo el pelo? Es igual, me lo voy a cortar un montón porque el pelo me importa un bledo. ¿Que hay 42º en la calle? Es igual, tampoco quería ir a ningún sitio. ¿Autoprotección? ¿Indiferencia? Espero que sea lo primero, porque la indiferencia no es buena. Nop, no lo es.

Es que ni siquiera estoy agobiada. ¿Para qué? ¿Acaso va a venir alguien a ayudarme? Además, tampoco me va tan mal. He empezado a escribir el DEA otra vez, y ya casi he cerrado la primera parte. Luego se lo mandaré a mi directora y me dirá que todo está mal. O no. A lo mejor da la potra de que está bien. Mmmm. Ojalá.

miércoles, junio 10, 2009

Ruido

Llevo más de una hora en pie y prácticamente no he podido hacer nada. Unos albañiles de cháchara en una de las casas del patio de luces, varias vecinas haciendo chirriar las cuerdas del tendedor, Adolfo y su madre discutiendo, una mañana más, porque él no quiere ir al colegio... por la parte de delante, otra manifestación (¿por qué aquí?), un hombre taladrando una acera, otro recogiendo trozos de acera con una pala, el de la sirena de la manifestación otra vez (como baje se va a comer el megáfono), uno que pita porque hay otro mal aparcado (llama a la grúa y no pites, que en ciudad está prohibido a no ser que haya peligro de accidente, y más en una calle donde hay un colegio y una biblioteca), alguien que se debe de estar dando cabezazos contra la pared, la de arriba arrastrando los muebles... y de un momento a otro empezará a tocar una flautista que tenemos en la otra escalera, que la pobre está estudiando y necesita practicar todos los mediodías y todas las tardes hasta las 8, que entonces le toca estudiar a su compañero de piso pianista.
¿Por qué no te pones tapones? me dijo Pedro el otro día. Me río yo de los tapones. Todavía no han inventado unos tapones para vivir en esta casa.

jueves, junio 04, 2009

Shock mental

Hace un año, cuando me animé a pedir una beca para hacer la tesis, fui perfectamente consciente de las pocas posibilidades que tenía que me la dieran, y decidí que si no me la daban no me iba a afectar. A primeros de año, cuando publicaron la lista de solicitudes en curso, me faltó dar volteretas hacia atrás, así que empezaba a ser obvio que me estaba ilusionando demasiado con algo que no era real. Hace unos días, después de más de siete meses esperando la resolución y en vista de los últimos acontecimientos, decidí que tenía que poner de una vez los pies en el suelo y regresar al mundo real, y que si no me daban la beca terminaría la tesina y lo dejaría todo. Cuando hace un rato he visto las listas provisionales, lo primero que he pensado ha sido: "Bueno, aquí acaba todo". Y luego me he dicho: "¡Pero si yo no quiero acabarlo!, ¡yo quiero seguir!". Y conforme pasaban los segundos he ido asimilando el gran tamaño del problema y he comprendido que podría pedirla 100 años consecutivos, y nunca me la darían.
Y desde entonces aquí estoy, llorando en la habitación, con un gran borrón en los últimos años. Y dentro de un rato tengo que salir y hacer como si no pasara nada y preparar la comida, y luego me iré a estudiar un examen de naturales con mi alumna, aunque todo se haya derrumbado bajo mis pies.
(Esto era hace media hora. Ya no siento nada, estoy en shock).

miércoles, junio 03, 2009

Al principio el camino

2.junio.09

Ya sé por qué dejé de utilizar el autobús. No fue el calor, el gentío, ni el hecho de que aquí apenas me hace falta teniendo coche. El autobús me dejaba demasiado tiempo para pensar. Primero en la parada, luego en los viajes interminables. En el coche ni siquiera escucho la radio; me limito a canturrear y a tratar de no provocar ni sufrir ningún accidente. Pero mi coche ha muerto. Su cuerpo todavía permanece con nosotros pero pronto nos dejará para siempre.
Así que hoy he tenido que coger el autobús hasta la universidad: diez minutos en la parada y 40 de viaje a la ida, 25 en la parada y 50 de viaje a la vuelta. Mucho tiempo. Y por si fuera poco, había llevado mala mañana y tenía muchas cosas en las que pensar. Sobre todo en dos: la tesis y la beca.


Y aquí termina la historia porque el resto de lo que escribí ayer es demasiado oscuro y pesimista, y me da mal fario. No nos adelantemos a los acontecimientos. Mastiquemos las cosas antes de digerirlas.

Fue ya por la tarde, en mi habitación, donde me acordé de algo que había escuchado mil veces: Si te pierdes, vuelve al principio. Y eso hice. Regresé al principio de los tiempos y encontré lo que necesitaba para continuar mi camino. Realmente, hay veces en las que para avanzar hay que retroceder.

Y sobre lo otro ya pensaré mañana.

jueves, mayo 28, 2009

Otros Wally ya habían pasado por allí

Si ya lo dijo Karina: después de un día triste nace otro mejoooooorrrrr. Jejeje.
Llevo un par de días inmersa en un artículo súper interesante que supone un pasito más en mi tesina; ya se sabe: hay veces que se avanza muchísimo más en un día que en una semana.
Hay momentos en los que lees, lees y lees, y todo son nombres nuevos que tienes que memorizar, obras que no te suenan de nada, conceptos desconocidos... luego va y se te ocurre una cosa y crees que has descubierto algo importante. Eres como Wally; viajando por lugares extraños y abarrotados, te sientes dueño de tu viaje y te crees que vas a conquistar el mundo.
Pero luego sigues leyendo, y ves que hace 50 años otro tío lo descubrió antes que tú y encima tuvo el valor de publicarlo y hacerse famoso. "Y mientras buscaba el (...) pergamino, se dio cuenta de que otros muchos Wally habían pasado por allí".
Sigues leyendo y ves que ese mismo tío descubrió algo que ya estaba descubierto otros 50 años antes, solo que él supo dotar a su descubrimiento de unas características que lo hacía novedoso. "Y por fin, Wally encontró el duodécimo pergamino y comprendió la verdad sobre sí mismo. Es decir, que él sólo era un Wally entre otros muchos".Y es en ese momento cuando, aunque a cualquier persona que se lo cuentes le parece una tontería, te dan ganas de saltar sobre el sofá porque ves que no es ninguna tontería, y que tiene su importancia, y que abre una ventanita en la habitación oscura y agobiante en la que estabas encerrada desde hacía semanas.
Luego haces un alto en tu camino y lees hacia otro lado, para averiguar cosas acerca de ese personaje que hace un siglo estaba pensando lo mismo que tú y, de pronto, salta una chispa en tu cerebro y te das cuenta de que hace años, dos y pico, ya reparaste en él mientras leías otro texto.
Y entonces te das cuenta que no pierdes el tiempo, de que al final algo se está quedando ahí, de que vas hacia algún lado, y que aunque otros hayan hecho un viaje parecido, tardes lo que tardes y te desvíes lo que te desvíes, el camino que sigues es tuyo, y al final llegarás. "También se percató de que los Wally suelen perder cosas, pues él mismo había perdido un zapato"*.
Y aunque seas un Wally entre un millón, tú serás diferente: a ti te faltará un zapato.
*¿Dónde está Wally? El viaje fantástico. Martin Handford

martes, mayo 26, 2009

Yo quiero saliiiiiir


Sí, como esos tipos tan raros (¿de dónde habrán salido?) del anuncio de yo quiero saliiiir.

Mayo está siendo horrible. Es un mes demasiado largo y caluroso para mí y me estoy agobiando demasiado.

Cualquier día de estos voy a explotar y voy a echar a correr por el Malecón y no voy a parar hasta La Raya, ya verás.

Y es que me estoy volviendo loca, sí sí, estoy perdiendo la cabeza. Por ejemplo, el otro día me sorprendí hablando en inglés, traduciendo todo lo que veía por la tele. Es gracioso, uno de mis propósitos de Año Nuevo era leer sólo libros en inglés, cosa que no hice... y ahora me resulta raro leer una palabra en español porque todos los condenados artículos que estoy repasando para la tesina están en inglés. Me viene bien, no digo que no; es más, me viene genial, pero si sumas eso a que estoy sola aquí encerrada todo el santo día, es como para perder la chaveta. Y te das cuenta de que la has perdido cuando estás sola en la casa, con la tele puesta para hacer ruido mientras comes, anuncian algo y le dices al perro: it seems cool! I 've been dreaming the whole life of this!!

Y es que quiero salir. Quiero que me dé el aire (que no hace), quiero ver gente (¡no hay nadie!), quiero irme por ahí y entrar y salir mil veces o tirarme todo el día fuera, no quiero que mis salidas terminen en el mercadona.

Y me agobia muchísimo la tesina porque, dios, ¿y si lo hago mal? ¿y si después de todo sólo escribo veinte páginas que no valen ni el papel en el que están impresas? Me esfuerzo mucho porque todo sea muy exacto pero ¿y si está mal? ¿y si lo que creo entender no es lo que quería decir el autor? ¿y si no vale? ¿y por qué todo lo que se me ocurre otra persona lo escribió hace 50 años? ¿por qué no acaba ya? ¿por qué? ¿por qué? AAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

miércoles, mayo 13, 2009

Un pequeño spring

Mi camino culinario continuó un par de días más tarde con un fabuloso plato de huevos revueltos con tomate. Aunque como a la tercera va la vencida, mi nulidad volvió a salir a la luz con el tercer plato, un postre de color rosa. Sencillamente, no fui capaz de montar las puñeteras claras al punto de nieve. Así que me tiré dos horas para hacer fresas con nata con textura de danone. Un fracaso. Bueno, tanto como eso no. Por la tarde mi madre hizo magdalenas y el mejunje rosa sirvió de relleno. Así que gasté 24 fresas, innumerables huevos, 200ml de nata, alrededor de 100 kg de azúcar y dos horas de trabajo para echarle mermelada a 12 magdalenas. En fin...
A partir de mañana retomaré mis prácticas en la cocina. Y es que esta vez voy a hacer un retiro espiritual pero en casita. Así que a partir de mañana toca encerrarse y pegarle un gran empujón a la tesina, que ya va haciendo falta. Me va a costar muchísimo, pero es totalmente necesario.
Es necesario porque ya le he visto los dientes al lobo y no me ha gustado, así que hay que apretar.

miércoles, mayo 06, 2009

Ratatouille

Ya podéis respirar tranquilos, porque nunca me moriré de hambre.
Aunque ya tenía prácticamente aceptada mi inutilidad en la cocina, ayer encontré un plato que ni yo he sido capaz de fastidiar... ratatouille!!!

jueves, abril 30, 2009

Conclusiones post (pero muy post) congreso

La semana pasada asistí al XI congreso de la Sociedad Española Periodística. Hace meses no tenía muy claro si ir o no pero me dije: -¡Pero si eres fan de los congresos! -¡Anda, es verdad! Pues entonces voy.
Así que fui.
El congreso se llamaba "El drama del periodismo", un título demasiado dramático para mi gusto. Vale que el periodismo está mal, que los que mandan son los que ponen el dinero, que a esta gente le importa un bledo la información, y que los periodistas trabajan muchas horas y están mal pagados pero ¿no es también cierto que hay en el mundo más periodistas y más medios que nunca en la historia, que hay más libertad de expresión que nunca (aunque te censuren, lo cuelgas en la red y listo), que las nuevas tecnologías hacen que aunque tengas que publicar una cosa porque lo diga el jefe puedas publicar otra distinta en la red, y que, le preguntes al trabajador que le preguntes, te dirá que trabaja muchas horas y cobra muy poco? ¡El periodismo no está tan mal!
Pues nada, fui al congreso, me lo pasé muy bien, hice amigos, expuse mi tema de tesis (esta vez sí que tenía uno preparado) a los cuatro vientos, me fui de comida, cena y copas (luego recordé por qué soy una persona que no debería beber nunca), aproveché para exponerle al decano de la facultad un par de pegas que tengo y que debería solucionar, y al final hasta me animé a hablar por el micro (¡y por lo visto causé buena impresión!). Lo malo malísimo es que tenía que hablar con una persona pero, por dejarlo para el final, el segundo día no vino y ahora tengo que escribirle por mail (muy mal, muy mal).
Pero bueno, después de dos días debatiendo sobre la horripilante situación del periodismo, aquí están mis conclusiones:
-Ni uno solo de los presentes vivía en exclusiva del periodismo, es decir, que no había ni un periodista. Profesores, investigadores, alumnos... pero nadie de los medios, ni un director, ni un triste becario. ¿No sería imprescindible que estuvieran allí?
-Una de las ponentes dijo que el periodismo está en una actitud de evolución permanente, que va a cambiar y el que no lo asuma, se queda fuera; "Lo que hay que hacer es mantener su esencia; el periodismo ya no es periódico sino instantáneo".
Digo yo: no lo entiendo. ¿No es justo la esencia del periodismo lo que se ha perdido con esa instantaneidad? La esencia del periodismo, creía yo, era el "perio" por así decirlo, el tomarse el tiempo necesario para investigar, para reflexionar!! La noticia instantánea la puede dar absolutamente cualquiera!!! Sin embargo, no todo el mundo está capacitado ni cualificado para trabajar una noticia, con todo el tiempo que necesita. En fin, es sólo mi opinión.
-Por último, las redes sociales. Dijeron en el congreso que las redes sociales (tuenti, facebook y alguna más) podían ser el nuevo escenario del periodismo. Pero por otra parte, también decían que los jóvenes ya están cansados de estas redes.
Digo yo otra vez, y tal vez me equivoque: las redes sociales son mucho más complejas de lo que parece y, algo que he podido observar este último año y medio, sólo funcionan como extensión de la comunicación cara a cara. Me explico: no sé en vuestras redes sociales pero, cuando entro en los perfiles que están conectados conmigo, la grandísima mayoría de las conversaciones giran en torno a algo que les ha ocurrido a esas personas los días anteriores, es decir, giran en torno a una experiencia común. Cuando tú te encuentras con alguien que hace mucho tiempo que no ves, meses, años, empiezas con un "hola qué tal-cuánto tiempo-qué es de tu vida". Cuando se contesta, se termina, y ya no hay nada más que decir. En cambio, si el grupo se ha visto en una fiesta, o en clase, o donde sea, sí que hay de dónde tirar.
Por otra parte, no creo que "los jóvenes" (¿quiénes son los jóvenes?) estén aburridos. Ahora mismo es cuando hay más gente conectada a todo esto. ¿Quién estaba en facebook hace año y medio, cuando una chica egipcia me dijo que me creara un perfil? ¡Nadie! Facebook ni siquiera tenía versión en español. ¿Y en tuenti hace dos años? ¡Nadie! Durante meses no recibí ni una sola visita, ni siquiera de mí misma para actualizar. Ahora, conozco gente conectada de 10 años, cuando en teoría, ni siquiera te podías meter si no habías cumplido los 14. ¿De verdad están aburridos? De ninguna manera. Las redes sociales tienen su razón de ser en el grupo y, si el grupo está activo, la red está activa. Otra cosa es que digas: "Los que van a 1º de mi facultad dicen que están aburridos". Vale, ese grupo está aburrido, pero de ninguna manera es extrapolable a todos.
Hala. He dicho.

jueves, abril 23, 2009

Día del libro (aunque luego, en vez de sobre el día del libro se hablan de muchas tonterías que no tienen nada que ver ni con los libros ni con nada).

Mmmm. Ya está bien, tantos días sin escribir... ¿Por dónde empiezo?

Por ejemplo, por ayer. Ayer fue un día muy raro.

La semana pasada Raquel me dijo que llamara a Silvia para quedar, y yo le dije que la llamara ella porque Silvia nunca me coge el teléfono porque dice que está ocupada todo el tiempo y cuando llega a su casa es muy tarde para nada. La llamó. La llamó muchas veces, y consiguió quedar.
Así que ayer nos fuimos Raquel y yo hasta Elche a ver a nuestra amiga del alma, que me dijo hace un año y cuatro meses que nos veríamos pronto. Pero la historia empieza el día anterior...
(Conversación muy abreviada y no exacta):
-Raquel, mañana conduzco yo; ¿a qué hora te recojo? (Habíamos quedado con Silvia a las dos menos cuarto, Elche está a menos de una hora de camino, Raquel siempre se retrasa... las 12 me parecía buena hora).
-A las 9.
-¿? :S
-Así nos pasamos toda la mañana en la universidad.
Pues allá que voy, me pongo el despertador casi de madrugada, me ducho corriendo y, cuando quedaban como unos 10 ó 20 minutos para salir, me llega un mensaje que dice que quedemos a las 10 por razones que no vienen al caso. [ESPACIO EN BLANCO PORQUE... ESPACIO EN BLANCO].
En fin, llegamos, bla bla bla, nos encontramos con Silvia y a contarse todo lo que había pasado el último año. Yo, como siempre, termino pronto, porque lo cierto es que llevo una vida bastante aburrida para los demás:
-¿Qué estás haciendo?
-Sigo con el doctorado.
-Pero ¿no trabajas?
-Doy clases particulares a una niña.
-¿Y no te has echao novio?
-No. (Pero he estado unos días en Madrid, Vonda Shepard me regaló su último cd, conocí a Carmen Posadas y estoy escribiendo un libro!! [pero esto último no parece interesar mucho].
-Ahm. Pues yo me caso y estoy terminando de pintar mi casa, y la semana que viene me van a traer los muebles de nosedonde, pero mi vida es una mierda porque trabajo todos los días y sólo libro los domingos.
- :-¡
No voy a seguir escribiendo. Esto es mucho más deprimente en pantalla. Pero puedo colgar una foto. Por lo menos es bonita.
Por cierto, os recomiendo Al final del camino, que no viene a cuento, pero la vi ayer y estaba bien. Hala, me voy a ver si me compro algún libro.

lunes, abril 13, 2009

Retiro prolongado

Después de tantísimo tiempo sin escribir ni poder pasarme por aquí, ¿sobre qué escribir?
¡Es imposible centrarse en algo concreto!
Además, no tengo tiempo. Resumiendo: cuando volví de Madrid encontré un gran agujero donde antes había estado nuestro ordenador. Una cosa llevó a la otra y a día de hoy tengo un ordenador formateado y trato por todos los medios de recuperar mi conexión a Internet.
Mientras, Carmen Posadas me ha firmado un libro, he ido a un montón de procesiones, he subido a la azotea del Círculo de Bellas Artes, he ido otra vez a ver La Parranda, he hecho de "negro" en mis ratos libres, he comido un crepe de ternera, he visto una peli en 3D, casi perdemos a Ludovica por empeñarse en cenar dos veces, hemos ido al Juanma con nuevas compañías, he recogido muchos artículos para mi tesis, y progreso con el inglés y la guitarra día a día.
Mañana es el Bando de la Huerta y cuando vuelva a mi casa tendré que pasar bastante rato metiendo cintas amarillas en las enaguas y en el corpiño, pero no me quejo, porque a pesar de los contratiempos, este año he conseguido prepararlo todo yo sola (corpiño, refajo, mantón, delantal, medias, joyas, esparteñas y flores), y por el momento me he librado de la plancha. Esperemos que mañana el tiempo acompañe.
Hasta pronto!

miércoles, marzo 25, 2009

Retiro espiritual

Mañana parto hacia lo que vengo llamando mi "retiro espiritual".
Ahora mismo la expresión ha perdido un poco de su sentido porque me he deshecho de algo del estrés acumulado, así que, realmente, me voy de "retiro estudio-espiritual". Eso sí. Porque voy a tratar por todos los medios de traerme del viaje algo más que fotos divertidas y cachivaches para regalar. Voy en busca de información para mi tesina. ¡Mira qué bien suena eso!
Así que nada, que me voy otra vez, y ya volveré la semana que viene, a no ser que Ludovica me eche antes de tiempo [prometo portarme bien :-) ]. Bye!

lunes, marzo 23, 2009

Álbum de viaje

En contra de las predicciones ya estoy aquí otra vez, sana y salva (se hicieron apuestas acerca de mi integridad física cuando, antes de las 11 de la mañana del viernes, ya llevaba encima tres tiritas y una codera).
Ahora toca volver a coger la agenda y empezar a tachar tareas, así que os dejo algunas fotos del viaje y me voy a seguir traduciendo.


Jaén desde las alturas.
Granada desde las alturas también (pero menos).