Ya sé por qué dejé de utilizar el autobús. No fue el calor, el gentío, ni el hecho de que aquí apenas me hace falta teniendo coche. El autobús me dejaba demasiado tiempo para pensar. Primero en la parada, luego en los viajes interminables. En el coche ni siquiera escucho la radio; me limito a canturrear y a tratar de no provocar ni sufrir ningún accidente. Pero mi coche ha muerto. Su cuerpo todavía permanece con nosotros pero pronto nos dejará para siempre.
Así que hoy he tenido que coger el autobús hasta la universidad: diez minutos en la parada y 40 de viaje a la ida, 25 en la parada y 50 de viaje a la vuelta. Mucho tiempo. Y por si fuera poco, había llevado mala mañana y tenía muchas cosas en las que pensar. Sobre todo en dos: la tesis y la beca.

3 comentarios:
Bueno ya sabe que cada bocado se debe de masticar como mínimo 40 veces.
Y ya que ha regresado al principio de los tiempos y se ha vuelto un primate temeroso que intenta caminar erguido por la sabana para ver mas allá de las altas hierbas, haga como aquel otro de la historia de 2001 y tire el hueso de facóquero al aire y conviértalo en… UNA BICICLETA!
la nave espacial no le hace falta en Murcia, de momento.
No he visto esa peli. No se crea, tentadísima estuve de irme a la universidad en bici pero hubiera sido peor el remedio que la enfermedad, porque con la que está cayendo por aquí, meterse de golpe 10km en el cuerpo es un poco suicida.
En lo más interesante de la historia, nos la ocultas... Bueno, pues si no quieres ir en bici y el coche ha muerto, se impone comprarse una moto, que es más barato que un coche.
Publicar un comentario