viernes, febrero 22, 2008

Sobre ovejas y protestas

"Se han prometido al pueblo español cosas fantásticas, sin que piensen por un momento si se pueden realizar, porque eso, la realización de sus promesas, importa poco a los políticos que buscan sólo halagar a las muchedumbres que les escuchan con palabras tremebundas y excitándolas, para que, así, borrachas, inconscientes, vayan como un rebaño de ovejas a las urnas, o como un rebaño de búfalos a la revolución. A eso se llama democracia, y cuando se les inculpa por esa conducta, dicen que a las masas no se les puede hablar de asuntos difíciles, porque las masas no los entienden. Esa es la idea que tienen de las masas esos pseudodemócratas. Pero yo os digo que la idea más difícil del mundo puede ser expuesta de manera que la comprenda el entendimiento más humilde y el alma más inculta, si el que la expone la piensa antes de verdad y pone un poco de calor, un poco de entusiasmo para transmitirla al prójimo menos ilustrado [...]".
"La política democrática es sin duda algo que se hace por el pueblo. Toda la verdadera política democrática tiene que ser educación y enseñanza del pueblo. No hay, pues, excusas: los que no comunican al pueblo con precisión sus ideas sobre el Estado que van a hacer es que no las tienen y, hallándose por dentro vacíos, transmiten a las muchedumbres esas vacuidades interiores en sus discursos. Esto es lo que no puede ser, esto es de lo que tenemos todos que protestar".

ORTEGA Y GASSET Escritos políticos.

sábado, febrero 16, 2008

Sweeney Todd. El barbero diabólico de la calle Fleet.

Sangre, sangre, y más sangre. Sip.
Eso es lo que nos encontramos ayer José Manuel y yo en un intento desesperado de despejarnos tras cinco horas seguidas de clase. Que la clase está muy bien, no digo yo que no, pero cinco horas con un descanso de 10 minutos es muy superior a mis fuerzas.

Así que a la salida nos fuimos al cine. Bueno, exactamente a la salida no; como conducía yo, el camino hasta el cine se alargó algunas calles de más.
El caso es que llegamos al cine y nos pusimos en la cola mientras elegíamos película, y la que mejor pintaba era la del barbero asesino.
Empezó muy al estilo Tim Burton: oscura, sucia, victorianos blanquecinos y ojerosos... lo normal.
PERO también muy al estilo de Burton, era un musical. Un musical de los que no me gustan.
Porque hay musicales fantásticos, pero otros que son... ¿cómo decirlo? Un bodrio.
Algún día hablaré sobre los musicales que me gustan, pero la peli del barbero es de los que no soporto. Una cosa es que te pongas a cantar algo con melodía y sentido, y otra que simplemente canturrees sin ton ni son. Sin venir a cuento, vamos. Y la mayoría de canciones de la peli eran así. Además, quedaba bastante surrealista el barbero cortando cuellos mientras cantaba.

En fin, quitando ese pequeño detalle inesperado (en el tráiler escuché un poco de una canción, pero me pensé que sería de coña y que sólo cantarían esa :S ), es una película de lo más sangrienta. Hay sangre por todas partes. Sangre, sangre, sangre... y cuando pensabas que no podía haber más sangre... pues sí, en un cuerpo humano hay más sangre. Sangre a chorros, a borbotones.
Kill Bill vol.1, por ejemplo, también tiene una escena con mucha sangre, esa que se va a Japón a cargarse a 500 personas con su catana súper afilada, pero es una sangre muy de cómic, muy irreal.
En cambio, el señor Sweeney Todd revanaba cuellos que salpicaban mucha mucha sangre (agh, odio escribir la palabra sangre tantas veces), cuellos que se quedaban un rato abiertos mientras aquello chorreba. Total, que salí del cine mareada perdida.
Por otra parte, es genial que sólo cortara cuellos, porque con la cantidad inhumana de tostones que me había zampado, no hubiera podido soportar cualquier otra cosa fuera del cuerpo.

De todas formas, que no parezca que la película no me gustó, porque tampoco diría eso. Además, merece la pena ir a verla, aunque sólo sea porque sale Alan Rickman, que siempre es un punto a favor.

martes, febrero 12, 2008

¿Quién se podría haber resistido a la tentación?

Este finde montaron en el jardín de Floridablanca, el de mi barrio, un mercadillo medieval. Como el viernes salí de carnaval con Ludovica y cía., tuve que esperar al sábado para poder ir.
Estaba hasta los topes de gente de dentro y fuera del barrio, pero casi todas eran caras conocidas, algo que me trasladó por unos instantes al pueblo de Stars Hollows.
Había de todo: ponys, monedas antiguas, cofres del tesoro, minerales y fósiles, libros, dulces dulces y más dulces, manzanas de caramelo, tiendas con brujas y bolas de cristal... iba paseando y de pronto me encontré con un puestecillo abarrotado hasta los topes de lámparas antiguas... y una llamó mi atención.
Sin pensarlo dos veces la compré y la llevé envuelta y bien agarrada hasta que llegué a mi casa.
El momento que tanto había esperado... iba a frotar mi propia lámpara de genio!!

sábado, febrero 09, 2008

Sentando la cabeza


Pasados unos días desde mi última determinación, explico un poco de qué iba la cosa, porque hay quien se ha liado un poco (jeje).

Hace un par de semanas que (por fin) empecé los cursos de doctorado, algo que algunos ya sabíais. Lo que a lo mejor no era tan conocido era mi pavor hacia este proyecto. Un pavor que se enfrentaba directamente con mis ganas de que salga bien y de conseguir mi propósito final.

Así, superada la primera semana como jubileta (una gran prueba psicológica), y ahora también el primer mes como estudiante recuperada del mundo laboral, puedo decir que mi plan de rehabilitación marcha según lo previsto. ¡Ya está bien de tanta tontería y tanta gaita!

Por lo pronto, he vuelto a familiarizarme con ese lugar llamado biblioteca, y ha sido fascinante su redescubrimiento no habiendo exámenes de por medio. Así que martes, miércoles y jueves pasé todas las mañanas entre libros de teoría, lo que sumado a las 15 horas de clase entre jueves, viernes, y hoy sábado, creo que ya estoy preparada para comenzar la jornada intensiva el lunes.
La prueba de fuego fue ayer, que salí de carnaval con unas amigas, y en vez de seguir con la fiesta, me fui a mi casa para repasar un poco antes de acostarme. Eran casi las dos, me tenía que levantar a las ocho, y me hubiera encantado irme a bailar con las demás, pero en ese momento, con el libro en la mano, me sentí un poco orgullosa de mí misma (aunque pueda estar un poco mal decirlo).

Sigo sin tener objeto de estudio, pero en los últimos días mi capacidad para generarlos ha aumentado bastante, así que yo creo que la semana que viene, cuando haya leído más, caerá uno más o menos aceptable. Para eso me está ayudando bastante dar un repaso a todas las tesis que se han hecho sobre comunicación (sólo españolas), y ver sobre qué la hicieron los que ahora van a ser mis autores de referencia. De entrada, he podido ver con cierto alivio que la tesis no tiene por qué suponer un encasillamiento perpetuo en un determinado tema.

Y por último, por fin he encontrado el artículo que había leído de Marta Rizo (ver el post del congreso), y no es el que yo pensaba en un principio. Me ha vuelto a sorprender mi memoria, porque podía ver el nombre de la autora escrito en el folio; es más, podía incluso reconocer el tipo de letra y hasta el tamaño... pero no podía leer el título!! Pues bien, hoy en clase, de pronto, me he acordado (a buenas horas!).
Pdt.: Esto último no tiene mucha importancia, pero es que, ¡hay que ver lo que es la mente!

martes, febrero 05, 2008

Voy a perder el miedo

"Voy a perder el miedo
el miedo a perder.
Voy a aprender poco a poco
a ser quien quiero ser".
Lo escribo en naranja porque es una canción de Alaska. Quedaros con la fecha de hoy, porque hoy soy mayor que ayer. Soy mayor que ayer y he decidido que hasta aquí han llegado las dudas, los madresmías y las crisis existenciales estúpidas. Ha llegado el momento de avanzar y de luchar por aquello que quiero conseguir. Dicho esto, me voy a seguir estudiando.

sábado, febrero 02, 2008

Una intrusa entre investigadores


Hace algo más de un mes, vi el anuncio de un congreso en el Portal de la Comunicación, y decidí apuntarme; si el congreso no estaba bien, al menos saldría de viaje.
En aquel momento no era consciente de la enorme importancia de este acontecimiento. De hecho, creo que muchos de los que fueron no se esperaban tanto éxito.

Yo allí era realmente una intrusa: no presentaba ninguna comunicación, no soy profesora, ni investigadora, ni nada de nada. Sólo he ido tres días a los cursos de posgrado.
Ser una intrusa no era del todo un inconveniente, ni mucho menos. Me permitió observar todo desde una perspectiva que muchos ya querrían. No tenía nada que perder, pero todo por ganar.
Sabía que estaba rodeada de toda esa gente que ha aparecido en los apuntes durante la carrera, pero de vista conocía a muy pocos. Así pude hablar con ellos con toda la inocencia y libertad del mundo (algo que no estoy segura de que fuera bien recibido, pero nadie dio muestras de que eso le molestara).
Mi decisión de asistir al congreso fue muy aplaudida por alguna gente, algo que finalmente terminó de convencerme de que había hecho bien en ir.

Durante estos días, he tenido la enorme oportunidad de escuchar a Enrique Bustamante, Mª Luisa Humanes, Enric Saperas, Rosa Berganza, Manuel Martínez Nicolás, Manuel Martín Algarra, Juan José Igartua, Jesús Timoteo Álvarez, Marta Rizo (mi momento estelar fue: "estoy segura de que he leído algo tuyo". Y es verdad que lo he hecho, pero no recordaba el nombre del artículo), Esteban López Escobar, Rodrigo Alsina,Teresa La Porte, Leonarda García... y otro montón de grandes (unos más que otros) de la investigación.

También he conocido a muchos profesores de las universidades de alrededor (que nunca viene mal), y he vuelto a mi casa con dos tarjetas de visita, que por lo visto es costumbre repartirlas en los congresos (tengo que enterarme de eso).

También me ha servido para hacer importantes reflexiones sobre el inmenso proyecto en el que me acabo de embarcar: he empezado un embarazo de 4 años:
Hay tres preguntas que una mujer embarazada escucha hasta la saciedad durante los primeros meses, que es precisamente cuando menos sabe de lo que le espera:
-¿Para cuándo es?
-¿Es niño o niña?
-¿Qué nombre le vas a poner?
Pues bien, hay tres preguntas que una estudiante de posgrado recibe una y otra vez durante las 24 horas del día (esté en un congreso o en la panadería):
-¿Para cuándo es?
-¿De qué va la tesis?
-¿Quién te la lleva?

A Miquel Rodrigo Alsina, que tuvo el honor de ser el primer interrogador del congreso, le expliqué que no lo sabía; a los profesores de la UMU les hablé sobre algunos temas de mi interés; al tercero, Aguado, le contesté antes de que terminara la primera pregunta: "llevo una semana, no lo sé, y no sé quién me la lleva", lo que le provocó una gran carcajada. Lugo me disculpé y le expliqué todo desde el principio. Después, opté por inventar diferentes temas de tesis según con quién estuviera hablando.

En fin, como ya llevo bastante rollo por hoy, seguiré otro día con el resto de conclusiones del congreso.