jueves, julio 24, 2008

Carta desde aquí nº1

La Torre, miércoles 23 de julio de 2008
Queridos queridos:
Finalmente os escribo desde mi casa porque hacerlo en la biblio es un follón; ayer, por ejemplo, no me dejó entrar a blogger, así que, después de una hora y pico, me vine sin publicar.
Las cosas aquí siguen como siempre:
Sigo enfrascada en la lectura de un tochaco que me lleva de cabeza (¡sólo me quedan 200 páginas!), así que todavía no he empezado lo que se dice a estudiar (pero sí que he estado corrigiendo algunos apuntes y repasando lo que ya tenía hecho).
Aún no he aprendido a tocar la guitarra (francamente, no he visto el momento de sacarla de la funda), pero he progresado muchísimo con la armónica.
En cuanto a la convivencia vecinal, tuvo su gran momento el domingo a las 6:25 de la mañana, cuando me desperté con los gritos que mi madre y los vecinos de atrás se lanzaban. Resulta que el buen hombre se levantó para ir a trabajar, y su mujer y él no pensaron que podía molestarle a alguien que se salieran a hablar de la vida a su patio de detrás. Finalmente, el señor bombero determinó, muy enfadado, que cuando saliera de la casa, iba a pasarse por la nuestra para ver qué problema teníamos. Eso mis padres no lo oyeron desde el piso de arriba pero yo sí, porque estoy más cerca y, anulados los demás sentidos (o dormidos), tengo un oído finísimo. Así que impaciente, esperé en la cama casi media hora hasta que por fin se escuchó el timbre. ¿El timbre? No, UN timbre. Precisamente, el timbre de mis vecinos de la izquierda, que por primera vez en la vida deseaba que estuvieran en su casa. La pena era que no estaban, así que mientras me moría de risa en la cama, pensaba que me hubiera alegrado el verano entero ver la cara del bombero cuando el otro abriera la puerta (que encima es el que peor mala leche tiene de toda la calle). En fin, no se puede tener todo.

Pdt.: Tal vez alguien piense que el pobre se equivocó y ya está, que una equivocación la tiene cualquiera. Pero no. Sólo un tonto de remate confundiría una casa naranja (a mis padres les gusta decir color albero, pero no deja de ser naranja) de dos pisos y una azotea con una blanca de un piso y un desván.
María

2 comentarios:

MeTis dijo...

peleas en vacaciones? que stress¡

amelche dijo...

¡Madre mía, cómo está el patio! Eso es el calor, que hace que la gente se encienda antes y no aguanten nada. ¿Y los bomberos no se supone que estaban para apagar fuegos, no para encenderlos? Ni para echar más leña al fuego llamando a timbres desconocidos...