sábado, marzo 01, 2008

Trabajo, sueños y otras cosas

Acabo de tener un sueño. Pero no un sueño cualquiera, sino uno importante, de esos con sentido, así que, como ahora duermo rodeada de papeles y bolígrafos, he podido tomar nota antes de que se esfume para poder reflexionar sobre él.

Hace unos días, una compañera del trabajo (que tampoco sigue en la tele), intentaba convencerme de que llevara mi currículum con el de ella para ver si nos contrataban otra vez. Le dije que ni loca, porque no había nada que me apeteciera menos que volver allí. Es así; ahora soy más feliz. Peeeero es obvio que antes o después voy a tener que trabajar en algún sitio, al menos hasta que consiga una beca. Aquí es donde comienza el sueño.

Lunes (éste lunes) por la mañana. No sé cómo, estoy en la tele. Nos han llamado a las dos para trabajar en un programa en teoría informativo y de calidad (ya por la tarde comprobé que no era así). Vuelvo a mi antigua mesa, el chico que estaba allí retira con gusto sus cosas, mi antiguos jefes encantados de tenerme allí... todo bien, salvo que yo estaba preocupada porque no sabía a qué hora iba a salir y no iba a poder ir a la biblioteca a estudiar.

Va avanzando el día, y voy recordando todas las cosas que solía hacer en un día normal, y me imagino que estoy en la calle y hago una lista:
-La brisa en la cara.
-El sol del mediodía en la cabeza.
-El café de por las mañanas.

La lista iba a seguir, pero en ese momento me interrumpe uno de los jefazos. Hacemos el programa (que ya he dicho que al final no me gustaba), nos cuenta sus problemas como hacía siempre, hay mucho estrés por la redacción... vamos, lo que era un día normal.
Esto ahora escrito, y conforme pasan los segundos va perdiendo mucha emoción e intensidad, lo sé, pero os aseguro que he pasado toda la noche trabajando.

Mientras todo esto ocurría, yo seguía haciendo planes mentales para ver cómo podía hacer para organizarme de nuevo la semana. Más avanzado el día, lo que quería era irme de allí y no volver el martes. Al fin y al cabo, me habían liado para estar allí, porque yo no conseguía recordar cuándo demonios les había pedido que me dejaran volver. Seguro que todo había sido culpa de la otra. Llegado a este punto, tengo que decir que la otra no era realmente la otra sino un personaje de ficción que, para que me entendáis más, es más o menos como la "zorra implacable" de House (pero tampoco era esa).

Al final del día, cuando ya estaba de noche (el momento habitual de salir de la tele), mientras el jefazo de antes intentaba hacerme una serie de tests que, según él, demostrarían si yo iba a seguir trabajando o estudiando, el otro jefazo se acerca muy muy enfadado al despacho, y se descubre todo el pastel: la otra, cansada de que le dieran largas para volver, se había inventado que nos habían contratado, con el pensamiento de que, si hacía muy bien el trabajo mientras que no se sabía la mentira, luego la dejarían allí (¿por qué me metía a mí en esto?).

Al poco, suena el Please don't stop the music que me despierta todos los sábados a las 7:30. Y cojo el móvil y lo apago encantada, y doy gracias a lo que sea porque necesito hacer lo que estoy haciendo, aunque me levante un sábado a esta hora. Siempre está bien ver amanecer...

pdt.: no me da tiempo a corregir porque, claro, tengo clase; así que perdón por los fallos.

6 comentarios:

xnem dijo...

Bueno yo acaba de dormir un rato. Eso para mi estas semanas ya es mucho. Soñar! Eso ya debe ser la pera.

Mira a vuestra edad hay un montón de becas e incluso una cosa con un nombre tan divertido que se llama “sociedad sin ánimo de lucro”, ya se que nuestro deseo es “lucrarnos”; para llegar a fin de mes, tomar cervecitas y marineras e ir al cine a ver a Mr. Burton como mínimo. No es difícil –es un trabajo mas- informarse, rellenar papelotes, ira a preguntar, etc, No sabes la cantidad de mecanismos que hay para sacar dinero trabajando en lo que te gusta y para hacer proyectos interesantes hasta los 35 años, luego también, pero algunos menos.

Perdonada. Me perdí algunos capítulos de la serie, así que no sabía que te habían despedido. A veces es lo mejor que nos puede ocurrir en algunos lugares de trabajo.

Siempre he dicho que el guionista de mis sueños se drogaba o algo así, ahora ya se como es el guionista de los sueños de una guionista.

MeTis dijo...

me he acordado de mis sueños que en realidad son autenticas pesadillas. La peor es la que vuelvo a trabajar al despacho de arquitectos donde lo hice durante dos años. Me convencía de que en realidad me compañera no era tan mala y habia cambiado, asi que ante la insistencia de em ex-jefe, pues volvia a serlo pero sin el ex. Al cabo de la mañana me doy cuenta de que nada ha cambiado, sigue el acoso laboral por parte de mi compi y yo vuelvo a llorar en la cama por no querer volver al dia siguietne al despacho.
Después de 10 años sigo con la misma pesadilla. Espero la tuya tuya no dure tanto.

Buscate un buen trabajo y olvidate de ese, que seguro que lo encuentras.

besos

María dijo...

La verdad es que me salió un post bastante paranoico. Eso demuestra que no por tener los ojos abiertos y escribir cuatro palabras (mal escritas y con errores de acentuación), estoy despierta.

X, no me echaron: me adelanté 20 segundos y me fui yo.
Metis, yo estaba muy contenta con mis compañeros, incluso con los que me caían mal. Les echo tanto de menos... pero no por echar de menos a la gente puedo renunciar a tantas cosas. La lista esa que escribía en sueños son todas las cosas que no podía hacer cuando estaba en la tele: pasaban días sin que me diera el sol, siempre estaba de noche para mí, no veía a mis amigas, no tenía tiempo para nada... y lo más importante, siempre estaba de mal humor.
Sinceramente, ahora soy mucho más feliz.

Leo García-Jiménez dijo...

Soy de las que piensa que el trabajo es súper importante... al final pasamos ahí más tiempo que en nuestra propia casa. POr eso es esencial encontrar nuestro sitio en el terreno laboral... Y sí, María, la verdad es que te ha salido un post algo "frenético" :-)

María dijo...

Pues sí, Leo, es que no se puede escribir durmiendo.

amelche dijo...

A veces yo sueño que estoy dando clase. Y siempre lo paso peor que en las clases reales.