viernes, diciembre 19, 2008

De viaje a Madrid. Parte 2.

Aquella noche fue surrealista. Mucho. Hubo un momento en el que cuatro renos escuchaban chistes de Eugenio contados por un quinto reno.
Al día siguiente, amaneció nublado y habían dado lluvia pero, ¿por qué extraña razón nos íbamos a llevar los paraguas? a ver, ¿para qué? Total, que nos vestimos y partimos rumbo hacia Plaza de Castilla a ver la exposición de Star Wars. Al salir del metro ya llovía.
Justo cuando íbamos a entrar, empezó a nevar un poquito. Como fanática de la nieve que soy, me hubiera quedado con gusto en el patio pero, como fanático de Star Wars que es, mi primo exigió entrar.
Entramos y aquello no estaba mal; es una verdadera lástima que sólo haya visto una de las películas enteras, y porque no me dejaron salir del cine. Para mí, no es Star Wars, sino La Guerra de las Galaxias, no son "jedais" sono jedis a secas, el mejor protagonista es Han Solo y el traje más chulo el de las ensaimadas de Leia. Pues ni estaba Harrison Ford, ni el vestido de las ensaimadas.
Pronto, Ludovica y yo encontramos algo divertido que hacer allí. Igual que cuando quiero que mi padre cambie el fútbol en la tele, me puse a hacer preguntas desquiciantes, que no le sentaron muy bien a todos los frikazos que había por allí pegando saltitos, agarrados a sus cámaras de fotos: -Ginés, ¿qué diferencia hay entre esos dos Chewacas? -Uno es el joven y otro el viejo.
-¿Pero cómo lo sabes? Parecen iguales!
Delante de un muñeco-personaje con forma de babosa: -Ginés, mira, corre, tienen la babosa gigante del Slurm de Futurama!!!!
Delante de un cuadro de un ewok con un bebé, Ludovica y yo: -Oooooooooooh, qué moooooonooooo, parece un oso amorosoooooooo.
Y luego delante de la figura del Ewok: -Ooooooooh, uy, ¿pero dónde está el bebe? Ginés, ¿dónde está el bebé? Mmm tiene la barriga muy grande... ¿estará embarazada?
Al final nos fuimos antes de que nos echaran y al salir todavía nevaba un poco. Pero pronto empezó a llover, y con fuerza. Yo creo que fue mientras íbamos al Bernabeu, vete a saber por qué. Porque Ludovica: -Ginés, ¿tanto te gusta el Real Madrid? Mira que hoy está cerrado y no se puede entrar al estadio.
-No, si no soy del Real Madrid.
(Mirada de odio).
-Y no me gusta el fútbol.
(Mirada de odio de grado 2).
-Si sólo es para hacer una foto para mi padre.
-¿Y por qué narices andamos bajo la lluvia? ¡Vamonos! Se acabó el Bernabeu.
Y nos fuimos a comer. Como nosotros entramos gratis a la exposición y Ludovica tuvo que pagar, la invitamos a comer en un sitio muy súper cool fashion donde lo que se dice comer, no comimos mucho. Pero salieron unas fotos más chulas...
Luego (por supuesto, seguía lloviendo), echamos a andar hacia el barrio de Salamanca, aquel lugar donde yo tenía que haber nacido. Porque ahora, a mis años, no me puedo volver pija, pero nacer allí directamente tiene que estar bien. De camino, nos encontramos con el Museo Arqueológico, un lugar calentito, seco y gratuito, así que entramos a ver qué había. Lo que vimos estaba súper bien, pero sólo estaba abierto el piso de abajo por culpa de las obras. Eso no quitó para que nos echáramos una siestecita viendo un vídeo de los Tesoros del Museo. Pero al final, tuvimos que salir otra vez a la intemperie. Y después de mojarnos, mojarnos y mojarnos más todavía, y de que Ludovica casi perdiera los dos ojos por culpa de los paraguas de la gente que iba seca por la vida, llegamos a Tiffany's. En el camino a Tiffany's es donde van todos los ahhhhh y ahhhhh que decía ella en los comentarios de ayer, porque allí, en las calles Serrano, Ortega y Gasset y demás, las tiendas son preciosas y muy muy caras.
Así que llegamos frente a la joyería, nos hicimos las fotos de rigor y no entramos porque ellos dos no quisieron. La verdad es que teníamos mala pinta, con los abrigos chorreados y chorreantes de todo el día, y los zapatos empapados, pero... bah, de todas formas, me decepcionó bastante el sitio. Después buscamos un metro (que no te creas que es fácil porque por allí no se suele coger el metro), y nos fuimos a Fuenlabrada, donde Ludovica hizo unas estupendas tortillas de patatas para todos.

6 comentarios:

if dijo...

Mi primera noticia sobre un Tiffany's en Madrid. Por lo visto allí hay de todo... menos buen tiempo.

amelche dijo...

¿Cómo que "haber qué había" en el Museo Arqueológico? ¡La Dama de Elche, hija mía! Que nos la guardan allí y luego todos los madrileños vienen aquí preguntando por ella.

Frodo nueve dedos dijo...

Se te olvida , las cosas más subrealistas , la pelea , y en fin , lo de star war me mató.

Luchete dijo...

jeejejeje... Madrid es genial, mi hermana vive en Fuenlabrada y voy mucho pro allí jeejeje... bueno, espero q pases buena semanita! Un abrazo!!

María dijo...

If! Pero si salió un montón en las noticias porque trajeron el diamante Bird on the rock, que es de color amarillo!! Lo que pasa es que se lo llevaron en noviembre.

Amelche, tranquila, que vimos y admiramos la Dama durante un buen rato. Ludovica nunca había visto la parte de atrás.

Primo, paso de peleas. Y qué te mató de Star Wars?

Luchete, feliz semanita a ti también!!

amelche dijo...

La parte de atrás es la mejor: ahí es donde está el quid de la cuestión. ¿Era realmente una mujer? ¿O un sacerdote con una túnica larga? ¿Para qué servía el agujero? ¿Tumba para guardar las cenizas de algún difunto? ¿Para algún ritual en el que el sacerdote, al hablar al agujero, amplificaba el sonido de la voz y tenía consecuencias místicas? No se sabe.

He de confesar que a mí me decepcionó la primera vez que la vi en Madrid. "¿Y esto es la Dama de Elche?", pensé. Toda la vida esperando para eso. No me pareció muy diferente de las miles de reproducciones que hay en Elche por todas partes. Sin embargo, al verla en Elche (que fui varias veces, una de ellas contigo), era la auténtica Dama de Elche, the one and only. Sobre todo por cómo reaccionaban mis paisanos al verla: unos lloraban de emoción, otros le cantaban aromas ilicitanos, otros le hacían fotos, todos la admiraban... Era un ambiente distinto de verla muerta de risa en un museo donde, encima, tienen la desvergüenza de decir que tal vez sea falsa, según la teoría de un americano (¿qué sabrán los estadounidenses, si su historia empieza, como quien dice, ante ayer, en el siglo XIX?), que verla en el Palacio de Altamira.