miércoles, octubre 28, 2009

Manchester Cap.5 York




Los sábados hacíamos excursiones de todo el día. El primer sábado fuimos a York.

Si Chester me había encantado sólo tres días antes, cuando llegué a York se convirtió en una birria de pueblo. York es fantástico.

York es una mezcla de ciudad medieval y vikinga, escenario de luchas entre duques y reyes por el poder. Además, había una festival de verano, y todo el pueblo estaba adornado con flores, lleno de gente, bandas de música, tiovivos, pastelerías, y había varias tiendas de osos de peluche (una de ellas con el oso de peluche más grande del mundo y una tetería en el piso de arriba). En definitiva, todo lo que yo consideraba típicamente inglés (¡por fin!).




En York teníamos que ver The Shambles, unas calles muy muy estrechas, donde casi no hay luz, donde hay demasiada gente parloteando demasiado alto, y en las que no te puedes quitar de la cabeza que en la Edad Media circulaba por ese mismo suelo toda clase de... cosas, compartiendo acera con grandes piezas de carne, conservadas al fresco. Pero es bonito verlas.


Además, el pueblo estaba lleno de cementerios de los que me gustan, esos de lápidas verdes y torcidas, donde podría estar enterrado cualquier personaje de Jane Austen. Uno de ellos incluso era la terraza de un bar! Increíble.


En fin, que fue uno de los mejores días de todo el viaje, a pesar de que estaba bastante mala, cosa que me sirvió para comprar las aspirinas más baratas de mi vida (16 aspirinas por 16 peniques!!) y como excusa para tirarme en todos los parterres de césped que veía por ahí.

martes, octubre 20, 2009

Esto no es lo que yo había planeado para mi primer día de vacaciones

¿Qué se puede hacer en la universidad para matar el tiempo (¡qué cosa tan fea!) cuando ya has terminado (por fin!) tu DEA y has ido a recogerlo pero no lo han encuadernado todavía y descubres horrorizada que te queda una hora hasta que puedas recoger a tu hermana y te vayas a tu casa a seguir descansando o caer en coma directamente, fruto del agotamiento mental y físico de los últimos meses, en especial las últimas semanas y, sobre todo, los últimos días?
Nada. Una vez has mirado el correo, el tuenti, el facebook y el reader, ¿qué más te queda? Nada.
JOp. Me aburro. Me aburro y aburrirse no es una buena manera de empezar mi recién estrenada edad: los 21 (bis). No es justo.
Tengo sueño.

domingo, octubre 11, 2009

Manchester Cap.4 Chester

Como decía hace casi un mes (¡!), por suerte, no estábamos todo el tiempo en Manchester.

La primera salida fue a Chester.
Antes de ir, Charlie, nuestro profe, nos enseñó algunas cosas de Chester. Por ejemplo, que fue fundada por los romanos, y por eso tienen el anfiteatro permanente más grande de Gran Bretaña, capaz de acoger a 7000 personas. Una chufa. Es muy bonito y todo eso, todo rodeado de verde y con niños jugueteando por los alrededores, pero como anfiteatro romano, habiendo visto los que tenemos en España, es una chufa. ¡Es muy pequeño!




También íbamos a ver el Eastgate Clock, que se hizo en 1897 para celebrar el aniversario de la reina Victoria (que es mi fans, como diría mi amigo Yosua). El reloj sí que me sorprendió; sólo por eso ya merecería la pena ir a Chester. Bueno, por eso... y por los muñecos de jengibre y todas las galletas que había por allí, mmmmm. Galletas con chocolate, con adornos de colores, con brillantina, de todas las formas y tamaños, mmmm galletaaaaaaaasss!!!


Otra cosa que merece la pena es la catedral, que es impresionante, aunque nos quedamos sin entrar, porque era bastante cara, y sólo estábamos en el segundo día del viaje. Normalmente me repatea no entrar a los sitios pero, la verdad, las iglesias, catedrales y demás de por allí son bastante parecidas unas a otras, así que...






Fue en Chester donde vimos por primera vez un cartel que había por todas partes, que prometía mucho, y que en realidad no llevaba a ningún sitio: DIVERSION.
Y como no habíamos gastado tiempo en la catedral, nos fuimos a dar una vuelta por el río Dee. Una vuelta mucho más intensa de lo que yo necesitaba. Es un río navegable, así que estaba el barco de Mark Twain, el de Lady Di... todos muy grandes, muy estables y con bar. Así que cuando uno de los profesores nos enganchó a mi hermana, a otro chaval y a mí para dar una vuelta en barco, me pareció bien. Peeeeeeeero, él no se refería exactamente al crucero, sino a unas barcas a pedales. Por supuestísimo, me negué a pedalear, así que le tocó a mi hermana, por tonta, y al profesor, y yo me dediqué a grabar en vídeo unas imágenes muy bonitas que no se pueden ver porque no apreté el botón correcto de la cámara.

Lo que sí que tengo grabado es el momento en el que me pongo a gritar como una loca y a decir todo tipo de burradas como si me hubiera poseído la niña del exorcista porque a alguien le pareció muy gracioso balancear el bote hasta casi volcar.

Al final no volcamos, me mantuve alejada del agua hasta Lake District (la última excursión), y no volví a acercarme a ese profesor en todo el viaje (por suerte no me daba clase).