sábado, marzo 31, 2007

Vacaciones en Roma Cap.1

A petición vuestra, hoy inicio una serie de capítulos sobre mis Vacanze Romane:

Capítulo 1: Cómo sobrevivir en un lugar extraño cargada con dos maletas y sin saber llegar al hotel.

Llegamos mi amiga Silvia y yo al aeropuerto antes de las 5. Después de alegrarnos porque no habíamos perdido ninguna maleta, salimos a buscar un taxi que nos llevara al hotel, ella con una de 19 kilos y yo con una de 7 y pico y otra (sin ruedas) de unos 3.
Se supone que del aeropuerto al centro de Roma hay una tarifa de 40 euros pero nuestro taxista nos debió ver cara de pardillas porque nos sacó 60. Aunque claro, después de un viaje de 32 kilómetros a 140 por hora, de lo último que tenía ganas era de discutir con él. Total, que como no sabía llegar al hotel nos dejó en la Fontana di Trevi, una plaza en la que no cabíamos nosotras y nuestras maletas, de toda la gente que había allí metida.
Como teníamos hambre, nos pusimos a seguir carteles que anunciaban un McDonald's a 50 metros. Siempre estaba a 50 metros en otra dirección. Por fin lo encontramos, poco antes de las 6, y comimos viendo el Panteón de Agripa. Bueno, lo vi hasta que mi amiga decidió que quería comer dentro porque tenía frío.
Lo que vino después lo tengo algo borroso, pero básicamente buscamos un estanco para comprar dos billetes de autobús y encontramos uno que iba a la estación de Termini.
Bastante después llegamos a la estación, pero no sabíamos qué tren había que coger para llegar al puñetero hotel, ya que nadie conocía la dirección. Mucho más tarde llegamos a la oficina de turismo, donde nos dijeron que teníamos que ir hasta Flaminio. Luego volvimos a la taquilla, y la señora de allí nos dijo que había que coger un metro, pero nos dijo la dirección equivocada, así que después de dos paradas nos bajamos y lo volvimos a coger, pero al revés.
Flaminio daba bastante miedo. Cuando llegamos estaban recogiendo una especie de mercadillo, oscurecía y hacía frío. Las dos llevávamos las manos llenas de rozaduras de las maletas y a mí me dolía bastante la mano derecha (mi maleta lleva las ruedas muy juntas y cada dos por tres se giraba y me retorcía la muñeca). Inocentemente pensábamos que el hotel estaba en aquella plaza, pero no. Lo que había allí era una estación en la que teníamos que coger otro tren.
Después de preguntarle a mucha gente, por fin dimos con una pareja italiano-peruana que se molestaron en preguntar a los de la estación hasta estar totalmente seguros del lugar al que teníamos que ir, y nos acompañaron al tren. Debían de ser ya más de las 9 y media cuando ellos se bajaron y nos dejaron a cargo de dos señores negros de unos dos metros de alto, que conocían el hotel. Este viaje fue el más largo de mi vida y tenía unas ganas tremendas de llorar en plan histérico, porque estaba completamente desesperada. Por suerte tengo la costumbre de no llorar en público, así que me tocó a mí hacer de tranquila, mientras mi amiga me aseguraba que íbamos camino de la muerte. Bajar del tren no fue mucho más alentador que subir, ya que estaba totalmente oscuro y teníamos que andar por una acera de medio metro, con la carretera a la derecha y una especie de montaña llena de vegetación a la izquierda, de la que provenían toda clase de ruidos.
Un par de minutos después, llegamos al hotel.

viernes, marzo 23, 2007

Arrivederci!

Me voy, lo siento por vosotros, pero ahí os quedáis. En fin, qué le vamos a hacer, se siente :P
Si alguien me echa tantísimo de menos que no puede vivir sin mí, puede buscarme aquí

aquí



aquí





o por aquí...




Pero lo más seguro es que esté en algún puesto de helados.

Por fin el TFC se va a entregar, o sea, que está terminado, y ya puedo dormir tranquila. Menudas pesadillas que he tenido durante toda la semana!!
Ahora tengo que mentalizarme de que voy a subir a un avión, algo que me ha puesto bastante nerviosa esta mañana en un rato que no tenía nada en la cabeza y me ha venido de pronto a la mente. He estado taaaan ocupada estas semanas, que no me ha dado tiempo ni a preparar, ni a pensar, ni a nada de nada!
Pero ahora ya todo da igual; pasado mañana me voy del país.
Arrivederci!

miércoles, marzo 21, 2007

El vestido perfecto

Hace unos días (por fin!) encontré un pequeño momento para salir de compras, y me fui con mi amiga Ludovica a buscar el vestido de la graduación, esa prenda insignificante que, no sé por qué, me importa tantísimo. Bueno, es que es importante. Ese día tienes que ir bien porque saldrás en cientos de fotos que tus amigos (y enemigos) conservarán toda la vida.
Ludovica últimamente se está creando una nueva profesión, para cuando esto del periodismo falle: shopper (y es de las buenas!). Pero su imparable carrera hacia la cima se vió frenada bruscamente aquella tarde de lunes en que intentó buscar algo que me favoreciera/gustara/pudiera pagar. Yo ya se lo advertí; yo no voy a la ropa, la ropa llega a mí por casualidad; ya casi ni me molesto en elegir.
Cuando habíamos recorrido todo un centro comercial (y temíamos tener que cruzar al otro), un maniquí apareció de la nada con un vestido precioso y dije, a la vez que ella pensba: "Si en vez de amarillo fuera negro, ese sería el vestido".
Entramos como locas y no encontrábamos a nadie que trabajara allí (en serio, es que no hay nadie?; en el Corte inglés te paras dos segundos y ya te han aparecido tres personas!).
Finalmente, y después de interrogar a un par de gente confusa (y confundida) y de repasar toda la tienda, descubrimos que únicamente quedaba el vestido que llevaba el maniquí, que no sabían cuándo iban a traer más, y que en algún momento de la vida había existido en color negro.
Superada la angustia inicial, determinamos ir al centro comercial de enfrente a buscar allí algo parecido, porque ya sabíamos lo que queríamos, pero nada. Vuelta a casita con la cara larga, los ojos perdidos en el infinito, y las manos vacías.
Como en Murcia sólo hay una tienda como esa, no podía buscar durante la semana. Por suerte, tocaba fin de semana obligado a la playa, que está cerca de Torrevieja, donde sí que hay una tienda así. Si no lo encontraba, una amiga se había ofrecido a pedirle a su madre que lo buscara en Elche (sí, pero qué talla? Ni que fuera tan fácil!).
Total, que llego a Torrevieja, entro en la tienda arrastrando a mi padre y a mi hermana y... no hay maniquín! no hay catálogo donde pueda mostrar el vestido a nadie! la tienda es más pequeña! no está el vestido!!!!!!!!!!!!!
Tal era mi desesperación que creí que me iba a dar algo. Estaba súper mala, tenía un montón de trabajo de TFC, y había ido hasta allí para nada. De pronto, cuando me dirigía hacia la puerta... allí estaba, escondido en una percha que ya había mirado como dos veces... el vestido perfecto.

jueves, marzo 15, 2007

Esto es mi... bueno, lo último que he hecho


Por fin la profe de modelado se ha convencido de que no lo voy a romper por el camino y me ha dejado traerme el jarrón a mi casa . Teniendo en cuenta que vivo justo encima de la clase no es un voto de confianza enorme, pero bueno,por lo menos me ha dejado llevármelo.
Ahora empieza la tercera fase de secado y dentro de poco podré pintarlo, así que su especto debería mejorar considerablemente en las próximas semanas.
Seguramente muchos de ustedes se hayan percatado de que está un poco torcido, que no es liso y que tiene unos trozos un poco extraños, pero eso es porque es de diseño rústico, así que es totalmente normal.

sábado, marzo 10, 2007

Por qué es mi libro favorito

El mes pasado me preguntó Luis Tolkien por un libro que me hubiera encantado y que leyera a cada momento...

La Posada de Jamaica es mi libro favorito; me gusta incluso más que Nada (la verdad, es que ahora que lo pienso, me recuerda mucho a Nada). Es de Daphne du Maurier, la autora de Rebeca. Lo leí el año pasado por primera vez, y hace unos días empecé la segunda. Es una edición del 83 que perteneció a mi abuelo. El año pasado lo tuve que leer casi sin abrirlo por miedo a romperlo porque mi madre me amenazó de muerte pero, sorprendentemente, en Navidad me dijo que me lo regalaba, así que ahora es mío, lo abro porque no se rompe, y lleva mi nombre puesto (aunque a lápiz, eso sí).

Es de un papel bastante malo y lleva muchas erratas, que es algo que me fastidia una barbaridad, pero a este libro se lo perdono porque lleva una que me gusta mucho. La protagonista se llama Mary, y en la página... (un rato después) bueno, ahora mismo no la veo; es una de las de la derecha. En una de esas páginas, en vez de Mary pone María: "María tenía el futuro en sus manos", eso es lo que dice.

Mary tiene 23 años, su madre acaba de morir, y antes de hacerlo le pide que se vaya a vivir con su tía y el marido de ella porque está muy mal visto que una chica viva sola. El último recuerdo que tiene de su tía es el de una mujer feliz y alegre, y espera encontrarse con ella, pero una noche de lluvia y viento llega hasta la casa de sus tíos, que no es otra que la Posada de Jamaica. Durante el viaje todo el mundo ha intentado que no fuera allí porque es un lugar horrible del que tienen miedo por las cosas espantosas que ocurren en los alrededores. Cuando llega se encuentra con un tío gigante y aterrador, un lugar inóspito, húmedo, oscuro y vacío, y una tía avejentada, asustadiza y débil.

No tarda mucho en averiguar los oscuros asuntos que su tío se lleva entre manos, y es que no es otra cosa que un "raquero", que no os digo lo que es para no desvelaros demasiado de la historia.
Como se aburre en la posada, se dedica a pasear por los solitarios marjales y un día se le hace de noche y tiene que andar en la oscuridad... y se encuentra con un albino que parece ser la única persona en la que confiar para denunciar lo que está pasando.

También conoce al hermano de su tío, que es un ladrón de caballos guapísimo que le gusta un montón a pesar de que ella intenta por todos los medios que no sea así, porque teme acabar como su tía...
Y ya no sigo, porque es estupendo leerlo.

miércoles, marzo 07, 2007

Por fin puedo cruzar el semáforo!!


Estaba esta mañana desayunando a eso de las 7 y media, intentando repasar un examen de PEPA, luchando por mantener los ojos abiertos (claro, me desperté a las 3 y conseguí dormirme a las 4... y el despertador pitó a las 7), oyendo a mi hermana maldecir un problema de matemáticas, e intentando escuchar el telediario (mal dicho: el informativo). Entre todas, una noticia supera la barrera de empanamiento mental que tenía yo a esas horas: en Fuenlabrada han puesto un semáforo con un dibujito de mujer.

Bien!! Por fin, cuando vaya a Fuenlabrada, podré dejar de andar en círculos y cruzar la calle!!

viernes, marzo 02, 2007

Kiiro

















Este cuadro se llama Sillón de Alicia,4, y es de Miwako Yamaguchi. Miwako es una señora que nació en el centro de Japón hace 60 años y que se vino a vivir a España en el 71. Ha expuesto en Nagoya, Gifu (su ciudad natal), Tokio, Toledo, Murcia, y en el Salón de Otoño de París y Florencia, entre otros sitios. Actualmente expone en el Puertas de Castilla de Murcia.

También es la vecina de abajo, la que tiene una perrita tan simpática.

La exposición está bastante chula en general, pero este es el cuadro que más me gusta. Dan unas ganas de sentarse en él...

Pdt.: Kiiro es el título de la exposición, y significa amarillo en japonés.