viernes, julio 25, 2008

Carta desde aquí nº2

La Torre, 25 de julio de 2008

Queridos:
Hoy estoy atacada de los nervios porque estoy viendo que no me va a dar tiempo de presentar la solicitud de beca. No tenía que haberme venido hasta que estuviera todo cerrado pero volví a meter la pata. De todas formas, a las 5, me iré corriendo otra vez a la biblio a ver si todavía puedo hacer algo. Lo malo es que como el plazo termina el lunes a las 2, poco más puedo hacer, con todo el finde por delante. ¿Por qué no cerrarán los plazos un viernes en vez de un lunes? En fin, sólo me queda rezar para que hagan una ampliación. ¡Qué fastidio! Llevo toda la semana rellenando formularios y más formularios para nada!! ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado? ¿Por qué, por qué?
Dios, ¡y sólo son las cuatro menos cuarto! Y para colmo hace un calor horrible. Y ahora cuando coja el coche… ¡esta mañana me he quemado las manos con el volante y se me han despellejado! ¿Por qué no es invierno? ¿Por qué, por qué?
Todo esto es muy fastidioso. No he podido bajar a la playa desde el lunes, y ayer perdí prácticamente todo el día por culpa de una horrible jaqueca. De 6:24 a 23:30, nada menos que 17 horas de dolor insoportable y mareos. Aun así por la tarde me fui a la biblioteca más de una hora. ¡Creía que me moría del dolor a la vuelta!
Lo único bueno es que ya sólo me quedan 60 páginas del dichoso libro. Creo que mañana lo habré terminado. Ojalá. Creo que me está comiendo demasiado la cabeza. Por ejemplo, llevo varios días que sueño que lo leo! Lo malo es que me levanto cansada de tanto leer y, además, luego confundo la historia que he leído de verdad y la que he soñado!! Esto sí que es el colmo de la idiotez!!
¡Uf! Me acabo de acordar de que es viernes, así que esta tarde hay mercado en el pueblo. ¡¡Qué follón para aparcar!! Si al menos estuviera más cerca podría ir en bicicleta pero, con la que está cayendo, podría desintegrarme por el camino. Además, entonces, ¿cómo me llevo el ordenador? Jop.

Hasta otra, María.

jueves, julio 24, 2008

Carta desde aquí nº1

La Torre, miércoles 23 de julio de 2008
Queridos queridos:
Finalmente os escribo desde mi casa porque hacerlo en la biblio es un follón; ayer, por ejemplo, no me dejó entrar a blogger, así que, después de una hora y pico, me vine sin publicar.
Las cosas aquí siguen como siempre:
Sigo enfrascada en la lectura de un tochaco que me lleva de cabeza (¡sólo me quedan 200 páginas!), así que todavía no he empezado lo que se dice a estudiar (pero sí que he estado corrigiendo algunos apuntes y repasando lo que ya tenía hecho).
Aún no he aprendido a tocar la guitarra (francamente, no he visto el momento de sacarla de la funda), pero he progresado muchísimo con la armónica.
En cuanto a la convivencia vecinal, tuvo su gran momento el domingo a las 6:25 de la mañana, cuando me desperté con los gritos que mi madre y los vecinos de atrás se lanzaban. Resulta que el buen hombre se levantó para ir a trabajar, y su mujer y él no pensaron que podía molestarle a alguien que se salieran a hablar de la vida a su patio de detrás. Finalmente, el señor bombero determinó, muy enfadado, que cuando saliera de la casa, iba a pasarse por la nuestra para ver qué problema teníamos. Eso mis padres no lo oyeron desde el piso de arriba pero yo sí, porque estoy más cerca y, anulados los demás sentidos (o dormidos), tengo un oído finísimo. Así que impaciente, esperé en la cama casi media hora hasta que por fin se escuchó el timbre. ¿El timbre? No, UN timbre. Precisamente, el timbre de mis vecinos de la izquierda, que por primera vez en la vida deseaba que estuvieran en su casa. La pena era que no estaban, así que mientras me moría de risa en la cama, pensaba que me hubiera alegrado el verano entero ver la cara del bombero cuando el otro abriera la puerta (que encima es el que peor mala leche tiene de toda la calle). En fin, no se puede tener todo.

Pdt.: Tal vez alguien piense que el pobre se equivocó y ya está, que una equivocación la tiene cualquiera. Pero no. Sólo un tonto de remate confundiría una casa naranja (a mis padres les gusta decir color albero, pero no deja de ser naranja) de dos pisos y una azotea con una blanca de un piso y un desván.
María

sábado, julio 12, 2008

Groupie de Amaral

Una vez le dije a Ludovica que me gustaría ser gropie de las Vangels. Pero como se separaron y creo que siguen separadas, le dije que entonces lo sería de Amaral. Pues definitivamente después del segundo concierto, merece la pena!



Todavía estoy reventada de lo de ayer, así que no me extenderé mucho. Además tengo un montón de cosas que hacer en estas pocas horas que me quedan antes de volver a la playa.
Hay que ir a ver a Amaral.
Esta vez fui con mi hermana, que no paró de quejarse ni un sólo segundo de todo. La entiendo. Es una tía sosainas en los conciertos, capaz de estar en primera o segunda fila con los brazos cruzados y moviendo la boca sin gritar ni nada, y además, ella prefiere al canto del loco (aggggh). También puede ser que le molestara un poco la media hora larga de viaje, la caminata desde el coche, las dos horas y media esperando a que abrieran la puerta y la última hora y media hasta que empezó el concierto, maldiciendo hasta la saciedad a los que estaban delante de nosotras y que se habían colado en la puerta. Será eso.
Pero llega un punto en el que todo te da igual, y se te olvida el dolor, el calor y que estás sudando más que en toda tu vida y sencillamente te lo pasas bien.
Esta vez la prioridad era correr hacia el final de la pasarela, pero nos quedamos en el lado en vez del frente. Es igual, es un sitio también genial. Lo malo es que el de seguridad no nos dio agua, pero las que estaban a mi derecha, que se quejaban más que nosotras de que se nos hubieran colado los otros, sí que nos dieron y, cuando los otros por fin se fueron, antes de los bises, se encogieron un poco para que nos pusiéramos las dos en primera fila.
¡Y casi vuelvo a casa con una púa!
Pero bueno, ya digo que tengo muchas cosas pendientes y voy algo mal de tiempo, así que seguiré cuando pueda. ¡Feliz verano!

martes, julio 08, 2008

Esto no es una despedida

Queridos todos:
En algún momento dentro de las próximas 24 horas me iré a la playa y, como todavía no he encontrado una red wifi por allí, estaré un pelín desconectada. No significa que deje de escribir, ni mucho menos; este verano se presenta interesante.
Por ejemplo, este finde estuve allí. Llegué el viernes por la tarde, y el sábado, al volver de bañarme, ya había explotado todo lo que se podía hacer en la playa. Por la tarde salí con mi prima y mi ordenador a buscar wifis, y ya está. Peeeeerooo, hay algunas novedades. Por ejemplo, enfrente de mi casa y dos casas hacia la derecha, o sea, enfrente pero inclinado, han alquilado una casa a los de Camela. Se han venido todas sus familias, con unos 500 niños que se llaman todos Cari, y sus coches con altavoces súper potentes que probaron a las 16:44 del sábado.
En cuanto llegué a Murcia, me bajé todos los discos de Camela y varios de súper rumbas y cosas por el estilo, para que nos divirtamos todos.
También están los de atrás, si recordáis mis veranos pasados, son los que se duchan en el patio. A ver, me da igual que se duchen o que se beban el agua y el jabón, pero si sales a las 2 de la madrugada a ducharte al patio, no te pongas a discutir con tu hijo sobre si su pantalón está para echarlo a lavar o no, porque seguramente tu vecina se enfade y decida que éste verano es el ideal para aprender por fin a tocar la guitarra y la armónica.
Además, también me voy a llevar la play con todos mis Singstar y los de mi prima, y el Guitar hero, para ver si las leyendas del rock tienen buena acústica en el piso de arriba, que todavía no lo he probado. Como me levanto muy temprano, creo que podré aprovechar bien el día.

viernes, julio 04, 2008

jueves, julio 03, 2008

A los intelectuales les pesa la cabeza

"... ni una sola vez aparece fotografiado junto a una desordenada biblioteca como hacen todos, o acunando con tres dedos la cabeza como si tuviera miedo de que la sabiduría que albergan sus sesos resultara un peso excesivo para un cuello humano".
Carmen Posadas, Cinco moscas azules.

En la novela estas líneas describen a un guionista que "no parece un escritor sino más bien un actor", refiriéndose al modo en que aparece en las fotos de las revistas. Me hizo bastante gracia este comentario, y he dedicado un rato a buscar fotos en Internet. Me he encontrado con esto:


He encontrado a un director que también lo hace, pero lo cierto es que lo de sujetarse la cabeza es algo muy propio de los escritores. En cambio, las escritoras, son más originales para posar. Algunas se empeñan en salir con la portada de su libro pegada a la cara, como si les fuera la vida en ello, pero la mayoría salen como personas normales y corrientes en las fotos, es decir, como si su cuello pudiera con todo el peso.
¿Será que las "intelectualas" (como diría la ministra, una intelectuala en toda regla) tienen el cuello más fuerte? ¿De verdad a los escritores les pesa más la cabeza que al resto de los humanos?