Me ha costado muchísimo sufrimiento y dolor pero, en contra de lo que empecé a temer más o menos el viernes, he podido superar otra gripe más. Bueno, eso si se la puede llamar sólo gripe! Me ha tenido UNA SEMANA COMPLETA totalmente fuera de juego.
Todo el mundo me decía que me lo tomara como un descanso. ¿Pero un descanso de qué, a cuénto de qué? ¡¡No quería descansar!! Además, si estar en la cama tan malamente es "descanso"... ¡no lo quiero!
Además, tenía un millón de cosas que hacer:
Tenía que arreglar unos papeles para un carnet de la Biblioteca Nacional y mandarlos a Madrid, para lo que antes tenía que arreglar el escáner y comprar tinta, tenía que mandarle una cosa a Ludovica por correo certificado, buscar un millón de artículos en la universidad, solucionar de una vez por todas lo de mi contraseña de la tarjeta de la UCAM, recoger los billetes del tren, dos charlas de Carmen Posadas y una conferencia muy importante, una cena, muy importante también, el viernes... y una serie larguísima de cosas que irían surgiendo a partir de mi trabajo realizado el lunes. Ah! también me llamaron para recoger un libro que tenía reservado desde hacía semanas en la Biblioteca Regional y que, por supuesto, ya no tengo.
Así que toda la semana perdida. No podía leer, no podía estudiar, ni ver la tele tranquilamente. Y tampoco podía dormir porque claro, los albañiles de la obra de abajo tenían que empezar a taladrar a las 8:12 todos los días para poder parar a las 10 y media a almorzar. Nada, un desastre.
Así que ayer, cuando amaneció un día absolutamente precioso, con cero nubes en el horizonte, nada de aire y 25º, me tiré a la calle y lo atrasé todo un día más.
Dentro de un rato saldré en busca del tiempo perdido.