Ahora que estamos en Navidad, es inevitable hacer un repaso de cómo ha ido el año. Y como estos días estoy viendo Ally McBeal una vez más (ahora en inglés), es inevitable citarla: “I’m actually luckier tan most. I wake up each morning glad to start a new day… grateful the last one is over”. Algo así como: “Tengo más suerte que la mayoría. Me despierto por la mañana contenta de empezar un nuevo día… agradecida de que el último haya terminado”. Pues así es como me siento respecto al 2009.
Cierto es que el 2009 ha sido un gran año. He obtenido el Diploma de Estudios Avanzados (el dichoso DEA, o Suficiencia Investigadora) con muy buena nota, y he salido al extranjero a estudiar inglés, donde he hecho nuevos amigos y he visto un trocito de mundo. También he visto la nieve (y nevar), hemos comprado un coche nuevo, he superado el año con buena salud, no han hospitalizado ni hemos perdido a ningún miembro de la familia, y han aceptado mi primera comunicación en un congreso. He conseguido llegar hasta el final del carril bici, he ido por primera vez a la ópera, me han puesto mi primera Matrícula de Honor, y he ido a un concierto de Amaral, y a dos charlas de Carmen Posadas. Este año he estado en Madrid dos veces, escrito para dos revistas, y Vonda Shepard me ha regalado un disco (¡!). También he montado en teleférico, en una barca a pedales, en otra a remos, en tren y en avión, y he sentido los seis bajo cero y los 50 grados en la cara.
Pero 2009 también ha sido el año en que vi cómo se llevaban mi querido coche al desguace, me denegaron la beca que pedí, y sufrimos una separación. Visto desde fuera, la lista de sucesos negativos es prácticamente insignificante. Y tal vez lo sea. Pero quitando lo del coche, que no tiene ninguna importancia, las otras dos han derivado en otra serie de acontecimientos que han hecho que 2009 haya sido el año de la soledad. Nunca en la vida había estado tan sola como este año.
Como le decía a Metis el otro día, todo, lo negativo y lo positivo, han hecho que algo cambie en mí, que mi lista de prioridades y aspiraciones sea diferente, que tema cosas que no sabía que existían y que busque otras que me parecían secundarias. Pero tenemos ante nosotros un nuevo año, un lienzo en blanco, un cuaderno, una página de Word, que está esperando todo lo que está por venir. Sí, el 2010 va a ser, no sólo un gran año, sino un año grande.
En cualquier caso, lo pasado, pasado está. Lo que me lleva otra vez a Ally McBeal: “Yo no soy una de esas que reviven sus problemas pasados, muchas gracias, este año quiero disfrutar nuevos desengaños”.
2010 va a ser el año en el que intervenga en un congreso por primera vez, el año en el que se van a publicar mis primeros trabajos académicos, y el año en el que empezaré mi tesis. Va a ser el año de mi viaje a Nueva York, de mi subida a pie a la Torre Eiffel, y del Camino de Santiago. Y cualquiera sabe qué más. Hay todo un año por delante para averiguarlo.
4 comentarios:
ehhhhhhhh al camino santiago acompaño!!!!
mira, yo prefiero no hacer balance, no porque haya sido un mal año, sino porque prefiero no mirar atras y que el 2010 me depare lo que quiera, ya que lo hará de todas maneras.
solo pido no ver sufrir a la gente que quiero. Y lo que tenga que venir... vendrá.
asi que a entrar pisando fuerte, que ya iremos menguando.
(positivismo ante todo, como la ally):-))
saludos.
Me gusta este balance de fin de año. No ha estado tan mal, después de todo.
Espero que no sea el año de la locura...NO MORE
No, Ludovica, no más locuras.
Pues sí, Metis, para aminorar la marcha siempre habrá tiempo.
Amelche, los años nunca son malos; hasta el peor de los años tiene algo bueno: el siguiente tendrá que ser, a la fuerza, mejor.
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