Ahora que he sobrevivido a un nuevo constipado, seguimos el viaje por tierras andaluzas.
La primera noche había una recepción en el Ayuntamiento, así que me arreglé un poco y fui para allá. Llegué bastante puntual, y sólo había un señor esperando. Como era evidente que esperábamos lo mismo, empecé a hablarle. Al rato, me presenté:
-María González, de Murcia.
-Juan José Igartua.
-¿De "Igartua y Humanes"?
-Sí.
-¡¡Pues he leído un montón de cosas suyas!!
Lo de romper el hielo se me da bastante bien.
Al final me fui, diez minutos después, con una jaqueca horrible. Era previsible después de un viaje tan largo. Nunca en mi vida había estado tanto tiempo concentrada en algo...
3 de febrero de 2010
20:20
Durante la última hora me he dedicado a patearme el centro y a molerme los pies contra los adoquines.
He comprado Roscón de Reyes, una especie de mantecados, pasas moscatel y otros dulces, y ahora voy a ir a cambiarme para ir a cenar a Cheers; como allí todo el mundo conoce mi nombre...
Seguramente vuelva en taxi. Tanto sexshop en 3 calles da que pensar...
Interesante el postre charlando con Rodrigo Alsina.
Antes de irme, mi madre me dijo: "llévate bastante dinero, que tengas para comer", y yo le dije: "tranquila, sólo voy a comer postres". Era broma, claro, pero aun así no pude resistirme a probar los dulces que veía, y de paso, traerme algunos para ellos.
La segunda noche, fui con unos amigos a cenar a Cheers, que es un intento de réplica (no es exacto pero sí muy parecido) del Cheers de la serie, con su Noooorm en la barra, su indio, su mesa de billar, sus dardos, sus vidrieras, y todo. A la vuelta, pensaba coger un taxi aunque fuera para tres minutos, y tiene su explicación:
El primer día, mientras buscaba aparcamiento, me fijaba en cosas llamativas de las calles para no perderme (estoy mejorando mucho). Una de ellas, no por nada, sino porque me llama la atención, era un sexshop. El caso es que me lo encontré donde no debía estar... y luego otra vez, y luego otra, y otra... porque era una franquicia del sexshop Amsterdam, que debía ser propietario de todos los bajos de mi manzana. Mis amigos, súper amables, insistieron en acompañarme, a pesar de que chispeaba, hasta mi misma puerta (seguramente no se terminaban de creer lo que les estaba contando...).
En cuanto al postre del mediodía, lo tomé charlando con Rodrigo Alsina, una eminencia en mi campo de investigación (por cursi y pedante que pueda parecer esta frase), y que había cometido el error de sentarse solo en una mesa. Ajá, ésta es la mía. Entre que no sé comer de pie (en serio, una mano para el vaso, otra para el plato... ¿cómo comes?), que estaba deseando sentarme, que iba cargada como una mula, y que tenía interés en hablar con él... "Perdone, ¿le importa si me siento?".
Y hasta aquí por hoy. Disfruten del Carnaval.
5 comentarios:
Es verdad, lo de comer de pie yo creo que lo hacen para que no comas, porque entre sujetar todas las cosas que llevas en las manos(papeles, apuntes, carpetas, rollos que te hayan dado en el congreso, etc.) no te queda ya casi manos libres para comer y, encima, lo que tú dices, ¿que cómo aguantas el plato y la copa al mismo tiempo?
No es natural comer de pie. Es incómodo y la comida siempre sienta mal. Todo se te mezcla en el plato, no puedes echarte más de algo que te haya gustado...
tu no tendras problemas para ligar verdad?
Psé.
si a veces romper hielo da jaqueca.
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