viernes, mayo 05, 2006

La señora Dalloway


Clásico indiscutible de la literatura inglesa del s. XX, es casi con certeza la obra más famosa de Virginia Woolf.
La acción es simple, casi nula; transcurre en apenas un día pero es tiempo suficiente para que conozcamos profundamente a sus personajes. Woolf relata cada instante como si se tratase de horas, hasta el punto de hacer perder la noción del tiempo al lector.
Es un libro que leí durante meses, casi por párrafos, pero que al final me dejó un buen sabor de boca.
A pesar de que por el escaso argumento pudiera asemejarse a Jane Austen, lo cierto es que Austen consigue una chispa en sus novelas que Virginia Woolf no logra alcanzar, por lo menos en este libro.

La película Las Horas te revelará aspectos de la autora y su forma de escribir que te harán más fácil la asimilación de este libro.

http://www.booksfactory.com/writers/woolf_es.htm
http://www.kiyoaki.com/archivos/2004/03/16/la-senora-dalloway/

3 comentarios:

Leo García-Jiménez dijo...

Qué curioso... El caso es que cuando tardo meses en leer un libro no es muy buena señal y al final lo termino abandonando. Se me viene a la memoria la obra de Sampedro "La vieja sirena"...

En fin, me alegra que, a pesar del tiempo transcurrido durante la lectura, te gustara el clásico de Woolf.

De nuevo, te felicito por el blog.

Un abrazo,

María dijo...

Uff, una cosa sería haber tardado 2 ó 3 meses, pero me lo compré en noviembre y lo terminé a mediados de agosto, así que ya era cuestión de amor propio.
Si hubiera sido otro lo habría dejado sin duda, pero éste en particular no iba a poder más que yo.

if dijo...

Solamente tengo un libro de Woolf, "Una habitación propia". Se supone que es un gran libro, un alegato en favor de la independencia de la mujer... infumable y aburrido.

A veces me siento tonta cuando intento leerme un clásico, de esos que todo el mundo halaga, y no puedo con él.
Me pasó con "Lolita" de Nabokov o con "Rojo y negro" de Stendhal.

En cuanto a Jane Austen, es una de mis favoritas. Crea personajes como nadie, y su dominio de la ironía es perfecto. Tanto que a mucha gente se le escapa y creen que sus novelas son simples historias de amor para jovencitas. Son mucho más que eso. Son un análisis de las relaciones personales de toda una época.